Prefacio de Cuaresma. Día penitencial. Abstinencia.
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así habla el Señor Dios: Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no morirá. Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso deseo Yo la muerte del pecador –oráculo del Señor– y no que se convierta de su mala conducta y viva? Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso vivirá? Ninguna de las obras justas que haya hecho será recordada: a causa de la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá. Ustedes dirán: «El proceder del Señor no es correcto». Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido. Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. Él ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá, y no morirá. Palabra de Dios.
Comentario: El Profeta presenta cómo ha de ser la enseñanza moral con respecto a la responsabilidad individual. Enseñanza que se contrapone a la responsabilidad colectiva, en la que el individuo considerado como miembro de la familia es salvado o castigado junto a los demás componentes de su colectividad.
R. Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?
Desde lo más profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
«Arrojen lejos de ustedes todas las rebeldías, háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo», dice el Señor.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: «No matarás», y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero Yo les digo que todo aquél que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquél que lo insulta, merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo maldice, merece el infierno. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Palabra del Señor.
Comentario: Cristo nos plantea lo siguiente: «Si su justicia no es mayor que…», es decir, para Jesús los fariseos y los escribas no estaban del todo mal, pues intentaban seguir a la perfección los preceptos de la Ley; lástima que se olvidaban de lo que Dios había dicho: «Misericordia quiero y no sacrificios». Siempre les costó entender que el primer medio de alabanza a Dios pasa por medio de la reconciliación y del amor. Por eso, como cristianos, estamos llamados a ser transmisores del amor que Dios ha tenido a la humanidad y en especial con nosotros.