En este tercer domingo de Cuaresma, la liturgia, con el simbolismo del agua, nos ayuda a revivir nuestro bautismo.
Hoy nos arrepentimos por no haber vivido con mayor plenitud las renuncias y las promesas del bautismo.
Invoquemos a la misericordia de Dios: que nos ayude a tomar los medios para superar nuestras culpas.
Presentación de las ofrendas
Con los dones del pan y del vino, ponemos sobre el altar nuestro deseo de perdonar sinceramente a nuestros hermanos.
Comunión
Hoy nos preguntamos, como otras veces: ¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar? La respuesta concreta: “Hasta que nos duela”, marca la medida de nuestra unión con Cristo.
Despedida
En un mundo consumista, olvidado de los valores que dan sentido a la existencia, nos comprometemos a ser agua viva, como Cristo, para nuestros hermanos menos favorecidos y que no han tenido la oportunidad de cultivarse.