Comenzamos nuestra celebración con el Salmo 30: “Sé tú mi defensa, oh Dios mío, mi roca de refugio, fortaleza que me salva, ya que eres tú mi roca y mi refugio condúceme tú y guíame por amor de tu nombre”.
Hoy pedimos perdón: por las veces que hemos obrado por vanidad; por nuestra autosuficiencia y olvido de Dios; por nuestra falta de amor para con la gente.
Por tu amor y tu palabra, Señor, haznos dignos de ser estable morada tuya.
Presentación de las ofrendas
Elevemos al Señor los dones del pan y del vino, con la alegría de haberlos labrado con nuestras manos.
Comunión
La comunión con Cristo es el signo eficaz con que él nos comunica su verdadera vida.
Despedida
Vamos a comunicar a todos, con alegría, la novedad traída por Jesús a los hombres: lo que vale ante Dios es que hagamos todo con amor y por amor a él y a los hermanos.