P. Fredy Peña T., ssp
Galilea es el lugar social donde Jesús realiza su ministerio público, pero también sinónimo de pobreza, abandono y discriminación, donde reina la ley del más fuerte y poderoso, pero no la práctica de la «justicia». Es en este contexto que Jesús anuncia su programa de vida y proclama su Reino: «Conviértanse y crean en el Evangelio». Porque la conversión es adhesión a la forma cómo él piensa, vive y practica la caridad.
Su llamado a vivir la caridad como su estilo de vida no es una cuestión para «privilegiados» o los más «inteligentes», sino que invita a personas sencillas y las convoca a partir de lo que son y valen. Simón y Andrés son trabajadores que se ganan la vida pescando y no importa si lo que hacen es honesto o no, pero los llama igual, porque Dios nos ama sin hacer distinciones. El Señor busca a personas, con espíritu profético, que no se conformen con las injusticias que padecen los más débiles y que no teman a luchar por los que son sometidos, abusados, discriminados y que no tienen nada para retribuir o donar.
Ciertamente que para el pueblo de Israel la expectativa mesiánica era la gran esperanza, porque era el tiempo de paz y felicidad. Sin embargo, no lo tenían claro, puesto que Jesús, al anunciar el Reino de Dios, señala que ese Reino comienza a nacer en el corazón del hombre. Porque no se trata únicamente de un «cambio moral», sino de algo más trascendente y profundo, como la transformación de la mente, el corazón y las acciones humanas. Por eso, no hay llamado o vocación que no esté orientado a la misión y no admite condiciones ni dilaciones. Hoy, el Señor sigue llamando, pero lo hace desde la libertad de sus hijos y, en este sentido, cada bautizado tiene «algo» que dar al servicio del Reino de Dios. Es cierto que él jamás violenta a los convocados, pero una vez que los llama, les pide que den todo lo que son y saben hacer al servicio del Reino.
«Jesús les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron» (Mc 1, 17-18).
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