22º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Perder o ganar la vida
Jesús deja la Judea donde es perseguido y rechazado y emigra a Galilea. En los pueblos, provoca sorpresa, admiración y entusiasmo. Los discípulos se entusiasman y sueñan con el éxito total y volver a Judea para reinar. Jesús solo piensa en la voluntad del Padre y quiere cumplirla.
Entonces empieza a explicar a sus discípulos lo que le espera: volver a Jerusalén a pesar de que allí va a “sufrir mucho”. Su muerte entra en los designios de Dios como consecuencia inevitable de su predicación y su misión. El Padre lo resucitará y saldrá vencedor, pero no como sus discípulos desean.
Pedro se rebela ante la sola idea de imaginar a Jesús crucificado. No puede aceptarlo fracasado. Solo quiere seguir a Jesús victorioso y triunfante. Por eso, lo “llevó aparte”, y lo presiona para que se olvide de lo que acaba de decir: “¡No lo permita Dios! No te puede pasar a ti eso”.
Jesús es aún más directo y duro: ¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Para que le quede claro a Pedro y a los suyos que es el único camino para seguir con él, dice que ellos también tienen que tomar cada uno su cruz.
Es la única manera de seguir con él y ganar la vida. Los Apóstoles están en la encrucijada de comprender una nueva dimensión de la vida y dejar de pensar que lo biológico, lo sensitivo y emocional es lo más importante.
La muerte llega siempre, antes o después. Si accedes a la verdadera vida, la muerte pierde su importancia porque la plenitud está más allá. No más allá en el tiempo, sino más allá en profundidad, pero aquí y ahora.
Para ser cristiano, hay que transformarse. Hay que nacer de nuevo. Lo natural, lo cómodo, lo que me pide la sociedad es acomodarme a este mundo. Jesús espera de mí que lo siga y descubra lo que de verdad es mejor para mí y la comunidad.
“El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará” (Mt 16, 25).
P. Aderico Dolzani, ssp.
Antífona de entrada Cfr. Sal 85, 3. 5
Ten piedad de mí, Señor, porque te invoco todo el día. Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia eucarística dominical debe ser para nosotros, cristianos, un momento fuerte en el cual juntos alabamos al Señor, juntos escuchamos su palabra, juntos ofrecemos el sacrificio redentor, juntos participamos en el banquete del amor fraterno.
1ª Lectura Jer 20, 7-9
Guía: Nadie, tal vez, como Jeremías ha sentido el peso de la vocación profética y lo difícil que es anunciar la palabra salvadora. Pero ella lo devora como un fuego abrasador.
Lectura del libro de Jeremías.
¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí. Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: “¡Violencia, devastación!”. Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día. Entonces dije: “No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre”. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía. Palabra de Dios.
Salmo Sal 62, 2-6. 8-9
R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.
Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.
Sí, yo te contemplé en el santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. R.
Así te bendecirá mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R.
Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene. R.
2ª Lectura Rom 12, 1-2
Guía: Pablo exhorta a los cristianos a ofrecer sus cuerpos en sacrificio agradable a Dios. Es una fuerte llamada a la fidelidad cotidiana, a la voluntad de Dios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. Éf 1, 17-18
Aleluia. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluia.
Evangelio Mt 16, 21-27
Guía: A Pedro, que no entiende por qué Jesús debe ir a Jerusalén a padecer y morir, éste lo reprende duramente y le aclara que tomar la cruz es el único camino para ser verdadero discípulo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”. Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Los humildes dones del pan y del vino se hacen eucaristía por la fuerza del Espíritu, motivo para dejarnos transformar por el Señor en pan y vino de fraternidad.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La comunión con Cristo debe reflejarse en una vida de servicio a los hermanos, hecho con amor. Preguntémonos cómo lo haría Cristo ahora y aquí.
DESPEDIDA
Guía: Todo en la liturgia de hoy ha sido un llamado al amor del Señor. Mostremos a la gente que en nosotros no es algo ocasional, dominical, sino un compromiso permanente.