Gloria. Credo. Prefacio de la Virgen María I. Año Nuevo. Jornada Mundial de la Paz.
Lectura del libro de los Números.
El Señor dijo a Moisés: «Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: “Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz”. Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y Yo los bendeciré». Palabra de Dios.
Comentario: De acuerdo con el relato, Dios da el poder de bendecir únicamente a los sacerdotes y su bendición es protección para su Pueblo. Antiguamente, la acción de bendecir era una atribución del rey, que actuaba en nombre de Dios y ejercía funciones sacerdotales. Así, el acto de bendecir implicaba la paz y la totalidad del los bienes prometidos por Dios a su Pueblo.
R. ¡El Señor tenga piedad y nos bendiga!
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. El Señor tenga piedad y nos bendiga. R.
¡Que los pueblos te den gracias. Señor, que todos los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios. Palabra de Dios.
Comentario: Dios envía a su Hijo, el Mesías, Salvador, y unidos a él nos hemos convertidos en hijos por «adopción». Para el Apóstol, esta condición de «hijos por adopción» nos ha liberado, pues Dios ha infundido en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo «Abbá», Padre.
Aleluia. Después de haber hablado a nuestros padres por medio de los Profetas, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el Ángel del Señor, y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción. Palabra del Señor.
Comentario: Dios se manifiesta en la pobreza y la fragilidad de un niño recién nacido. Curiosamente, son los pastores – que no gozaban de muy buena reputación–, los que acogen el mensaje de la Buena Noticia y se convierten en testigos de un gran acontecimiento. Por su parte, María, Madre de Jesús, adopta una actitud de contemplación ante el misterio que la rodea. Ella nos propone una forma de discernir y aceptar la voluntad de Dios.