20º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Jesús vino para todos
El evangelio de hoy nos muestra que el Maestro enseñaba siempre y en todo lugar, también cuando sus discípulos no entendían el mensaje. Él los estaba preparando para ser misioneros en todo el mundo, fuera de las fronteras de Judea. Tenían que aprender que él había venido para salvarnos a todos sin hacer distinciones y que ellos tampoco las tenían que hacer.
Una mujer sale al encuentro de Jesús. No pertenece al pueblo elegido, sino al maldito pueblo cananeo que tanto había luchado contra Israel. Es una mujer pagana, sola y sin nombre, no tiene esposo ni hermanos que la defiendan. Tal vez, madre soltera, viuda o abandonada. Mateo solo destaca su fe. Es la primera mujer que habla en su evangelio. Todo lo resume en un grito que expresa lo profundo de su desgracia.
Tomando toda su cultura de pueblo elegido, se dirige a la cananea con palabras que suenan duras… Califica a sus paisanos de cachorros, como si fueran mascotas; y termina elogiándola y haciendo ver a los suyos que en Israel no hay fe igual. Los discípulos inmediatamente se dan cuenta de que están frente a la persecución de las autoridades del pueblo elegido y la acogida de los lejanos y aparentemente ateos…
A veces parece que hemos heredado del pueblo judío ese sentimiento de ser elegidos y privilegiados. Estamos tan seguros de que Dios es nuestro que pensamos que el que quiera llegar a Dios tiene que estar con nosotros.
Juzgar y condenar en nombre de Dios a todo el que no piensa o actúa como nosotros es contrario al evangelio. Dios nos ama a todos, no por lo que somos, sino por lo que él es, amor, y dio su vida por todos sin distinciones. Esta simple verdad bastaría para desmantelar todas nuestras pretensiones de orgullo, fuente, muchas veces, de divisiones.
Debemos aprender de Jesús que, el que nos necesita de verdad es el débil, el enfermo, el anciano, el que no tiene derechos, el excluido. Estamos más dispuestos a ayudar al importante, al poderoso, al que puede devolvernos el favor.
El acoger al otro con el cariño que nos enseña el evangelio es más cristiano que lamentarse de los males que vemos y que nos duelen.
“Mujer, ¡qué grande es tu fe!” (Mt 15, 28).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Nos reunimos una vez más en la Casa de Dios para compartir la oración, la palabra de Dios y el sacramento. Hacemos memoria de Jesús, nuestro único salvador.
1ª Lectura Is 56, 1. 6-7
Guía: El profeta recuerda que Dios llama a todos los pueblos a la salvación y no sólo a los judíos. Su templo se llamará: “Casa de oración para todos los pueblos”.
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: “Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará mi salvación y ya está por revelarse mi justicia. Y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y para ser sus servidores, a todos los que observen el sábado sin profanarlo y se mantengan firmes en mi alianza, Yo los conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos. Palabra de Dios.
Salmo Sal 66, 2-3. 5-6. 8
R. ¡Que los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. R.
¡Que los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.
2ª Lectura Rom 11, 13-15. 29-32
Guía: Pablo afirma que los dones de Dios son irrevocables: Él es fiel a sus promesas, a su misericordia y espera el retorno de Israel.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: A ustedes, que son de origen pagano, les aseguro que en mi condición de Apóstol de los paganos, hago honor a mi ministerio provocando los celos de mis hermanos de raza, con la esperanza de salvar a algunos de ellos. Porque si la exclusión de Israel trajo consigo la reconciliación del mundo, su reintegración, ¿no será un retorno a la vida? Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables. En efecto, ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia. De la misma manera, ahora que ustedes han alcanzado misericordia, ellos se niegan a obedecer a Dios. Pero esto es para que ahora ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos. Palabra de Dios.
Aleluia Cfr. Mt 4, 23
Aleluia. Jesús proclamaba la Buena Noticia del Reino y sanaba todas las dolencias de la gente. Aleluia.
Evangelio Mt 15, 21-28
Guía: Mateo relata la súplica y la fe de la mujer cananea. El mismo Jesús proclama: ¡Mujer, qué grande es tu fe!, y le otorga el milagro.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús partió de Genesaret y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: “¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Pero Él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: “Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”. Jesús respondió: “Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. Pero la mujer fue a postrarse ante Él y le dijo: “¡Señor, socórreme!”. Jesús le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros”. Ella respondió: “¡Y, sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!”. Entonces Jesús le dijo: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!”. Y en ese momento su hija quedó sana. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con el pan y el vino, llevados al altar para ser consagrados, devolvemos al Señor sus dones y le pedimos que se nos dé él mismo.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Unidos a Cristo en la intimidad de su amor, oremos confiados: “Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa” (Sal 129, 7).
DESPEDIDA
Guía: Hemos participado en la fiesta dominical, sea nuestro empeño continuarla en nuestra vida y contagiar a otros con la presencia salvadora de Jesús.