En la liturgia de hoy nos encontramos con la Virgen María y san José, el hombre “justo”, que juegan un rol decisivo en el plan de la salvación. Dios se revela en la historia como “el Emanuel” –Dios con nosotros–; esto, a su vez, encuentra en Jesús su plena realización.
En la cercanía de la Navidad, nos preguntamos cómo hemos vivido el “adviento”; si hemos avanzado en la conversión; si realmente la palabra de Dios nos ha ayudado a un cambio de vida; si, de alguna manera, hemos sido “precursores” de Cristo, abriéndole camino en las personas con las cuales vivimos o trabajamos…
Hoy pedimos al Señor que, gracias a la encarnación, pasión y muerte de Jesús, alcancemos la resurrección definitiva.
Presentación de las ofrendas
En la cercanía de la Navidad, con los dones del pan y del vino, ofrecemos sobre el altar los sufrimientos de la gente, sus angustias, sus aspiraciones de paz y de solidaridad: de un mundo mejor.
Comunión
La comunión con el cuerpo de Cristo debe comprometernos a colaborar en el plan de Dios que se revela y realiza en la historia cotidiana del mundo.
Despedida
Termina el tiempo litúrgico de Adviento, pero la vida del cristiano es toda un “adviento”: espera y revelación de ese Jesús que ha venido a salvar; que pide nuestra cooperación para seguir salvando a los hombres.