La alegría, como condición necesaria para anunciar el evangelio, fue la idea que el Papa Francisco transmitió a los fieles que participaron de la Audiencia General de este miércoles, en la que comenzó a cerrar el ciclo dedicado a la pasión por evangelizar. En su intervención, el Santo Padre recalcó que los cristianos no podemos ser gente triste ni mucho menos resentida, traumatizada por los propios fracasos o el devenir de la sociedad. Al contrario, debemos ser capaces de comunicar la alegría que nace del encuentro con Jesús, incluso en circunstancias difíciles. Pero para eso somos nosotros los primeros que debemos ser evangelizados. Como los discípulos de Emaús, en medio de la desolación de la cruz y la pasión, estamos llamados a redescubrir la presencia del Señor en nuestras vidas, dejándonos sorprender por la fuerza de su amor y su alegría.
“La cuestión, queridos hermanos y hermanas, no es por tanto si anunciarlo, sino cómo anunciarlo, y este “cómo” es la alegría. O anunciamos a Jesús con alegría, o no lo anunciamos, porque otro camino para anunciarlo no es capaz de llevar la verdadera realidad de Jesús”, recalcó el Pontífice.
Además, explicó Francisco, se debe evitar evangelizar tomando el mensaje de Cristo como si fuera una mera ideología a transmitir, por cuanto “el Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio, un anuncio de alegría. Las ideologías son frías, todas. El Evangelio tiene el calor de la alegría. Las ideologías no saben sonreír, el Evangelio es una sonrisa, te hace sonreír porque te toca el alma con la Buena Noticia”.
El Pontífice recalcó también que los cristianos deben entender que Jesús es el principio de la alegría para los cristianos, y que solo a partir de Él se construye el verdadero anuncio, de modo que es fundamental preguntarse si se percibe la alegría, si verdaderamente se ha encontrado al Señor.
“El encuentro con Jesús siempre te lleva a la alegría y si esto no te sucede a ti, no es un verdadero encuentro con Jesús”, para luego citar la exhortación apostólica Evangelii gaudium: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría»”.
De este modo, para poder transmitir la alegría que provoca el encuentro, los cristianos son los primeros que deben ser evangelizados. “Inmersos en el clima veloz y confuso de hoy, también nosotros, de hecho, podríamos encontrarnos viviendo la fe con un sutil sentido de renuncia, persuadidos que para el Evangelio no haya más escucha y que ya no valga la pena comprometerse para anunciarlo. Podríamos incluso ser tentados por la idea de dejar que “los otros” vayan por su camino. Sin embargo, precisamente este es el momento de volver al Evangelio para descubrir que Cristo «es siempre joven y fuente constante de novedad»”, afirmó el Obispo de Roma.
Francisco enfatizó que en el mundo son muchas las personas que esperan una palabra de esperanza, y en eso los cristianos tienen un rol muy importante que jugar. “El Evangelio es esperado también hoy: el hombre de hoy es como el hombre de todo tiempo: lo necesita, también la civilización de la incredulidad programada y de la secularidad institucionalizada; es más, sobre todo la sociedad que deja desiertos los espacios del sentido religioso, necesita de Jesús”, indicó.
Por lo tanto, el Santo Padre concluyó su catequesis con un llamado: “Invito a todo cristiano, en cualquier lugar y situación se encuentre, a renovar hoy mismo su encuentro con Jesucristo. Cada uno de nosotros hoy se tome un poco de tiempo y piense: “Jesús, Tú estás dentro de mí: yo quiero encontrarte todos los días. Tú eres una Persona, no eres una idea; Tú eres un compañero de camino, no eres un programa. Tú eres Amor que resuelve muchos problemas. Tú eres el inicio de la evangelización. Tú, Jesús eres la fuente de la alegría””.