Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu. Palabra de Dios.
Comentario: Para San Pablo, todas las barreras que antes dividían a judíos de paganos, sean religiosas, económicas, raciales, nacionales, etcétera, las ha derribado Cristo con su sacrificio en la Cruz. Con su muerte y resurrección, ha realizado la gran pacificación: de los hombres con Dios, abriéndoles el acceso a la vida divina y de los hombres entre sí. Estos están llamados a una «nueva creación».
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos: un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabra, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
Aleluia. ¡A ti, Dios, te alabamos y cantamos! ¡A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles! Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. Palabra del Señor.
Comentario: Ante las grandes decisiones, Jesús se toma su tiempo y, con gran responsabilidad, ora a Dios, pidiendo lo necesario para discernir a quiénes elegir. No obstante, él escoge a los Doce para que vivan con él y sean enviados, con poder, para realizar portentos. Al igual que a los Doce, el Señor también nos llama hoy. Él nos conoce por nuestro propio nombre y al identificarnos nos da el ser que nos autentifica. Sin embargo, el gran secreto de la vida es sabernos amados por él y que a cada uno le da un sentido, misión o razón de ser. Todo en él tiene sentido.
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Gloria a Ti Señor Jesús…