Lectura de la profecía de Zacarías.
Así habla el Señor de los ejércitos: Vendrán asimismo pueblos y habitantes de muchas ciudades. Los habitantes de una ciudad irán a otra, diciendo: «Vamos a apaciguar el rostro del Señor y a buscar al Señor de los ejércitos; yo también quiero ir». Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor. Así habla el Señor de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas que hablan las naciones, tomarán a un judío por el borde de sus vestiduras y le dirán: «Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes». Palabra de Dios.
Comentario: Los presagios del Profeta afirman las promesas inquebrantables de Dios y el esfuerzo del pueblo por cumplir sus compromisos, y que a la posteridad le traerán efectos a la vida interna, y a lo externo: muchos serán los que desearán retornar, pero también pueblos extranjeros llegarán a Jerusalén atraídos por la obra del Señor.
SALMO Sal 86, 1-7
R. ¡Dios está con nosotros!
¡Ésta es la Ciudad que fundó el Señor sobre las santas Montañas! Él ama las puertas de Sión más que a todas las moradas de Jacob. Cosas admirables se dicen de ti, Ciudad de Dios. R.
«Contaré a Egipto y a Babilonia entre aquéllos que me conocen; filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella». R.
Así se hablará de Sión: «Éste, y también aquél, han nacido en ella, y el Altísimo en persona la ha fundado». R.
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá: «Éste ha nacido en ella». Y todos cantarán, mientras danzan: «Todas mis fuentes de vida están en ti». R.
Aleluia. El Hijo del hombre vino para servir y dar su vida en rescate por una multitud. Aleluia.
EVANGELIO Lc 9, 51-56
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?». Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Palabra del Señor.
Comentario: Por ser judíos, Jesús y sus discípulos no fueron alojados por samaritanos, menos aún si se encaminaban hacia Jerusalén. Este comportamiento es reprobado por dos de sus discípulos y piden «caer fuego sobre ellos»; pero la pedagogía de Jesús no aprueba ese obrar. La actitud de Jesús es no responder al mal con el mal, pues hay que orar por quienes nos odian o a estar dispuestos a perdonar las injurias, teniendo como modelo al Padre celestial.