LECTURA 2Cor 6, 1-10
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Porque somos colaboradores de Cristo, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque Él nos dice en la Escritura: “En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí”. Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la salvación. En cuanto a nosotros, no damos a nadie ninguna ocasión de escándalo, para que no se desprestigie nuestro ministerio. Al contrario, siempre nos comportamos como corresponde a ministros de Dios, con una gran constancia: en las tribulaciones, en las adversidades, en las angustias, al soportar los golpes, en la cárcel, en las revueltas, en las fatigas, en la falta de sueño, en el hambre. Nosotros obramos con integridad, con inteligencia, con paciencia, con benignidad, con docilidad al Espíritu Santo, con un amor sincero, con la palabra de verdad, con el poder de Dios; usando las armas ofensivas y defensivas de la justicia; sea que nos encontremos en la gloria, o que estemos humillados; que gocemos de buena o de mala fama; que seamos considerados como impostores, cuando en realidad somos sinceros; como desconocidos, cuando nos conocen muy bien; como moribundos, cuando estamos llenos de vida; como castigados, aunque estamos ilesos; como tristes, aunque estamos siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como gente que no tiene nada, aunque lo poseemos todo. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo, como colaborador de Dios y por medio de su ministerio, insta a su comunidad para que se convierta. Porque si los corintios lo rechazan como Apóstol, no solo desechan su persona, sino también el Evangelio. Por eso él se empeña en defender su conducta misionera. Porque si el evangelio es Cristo y Cristo crucificado, el mensajero y ministro del Evangelio no puede ser un “crucificado” también.
SALMO Sal 97, 1-4
R. ¡El Señor manifestó su victoria!
Canten al Señor un canto nuevo, porque Él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R.
ALELUIA Sal 118, 105
Aleluia. Tu palabra es una lámpara para mis pasos y una luz en mi camino. Aleluia.
EVANGELIO Mt 5, 38-42
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús propone la superación del principio “ojo por ojo y diente…”, porque corrompe las relaciones de las personas entre sí y con Dios. Sin embargo, este cambio radical solo es posible desde la fuerza del amor de Dios, que puede disipar toda violencia. No solo se trata de una violencia pasiva, sino activa: “si alguien te da una bofetada en la mejilla…”. Es decir, a quien te hiere se le responde con la utopía evangélica que propone el Sermón del Monte: “el amor sin condiciones”.
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GLORIA A TI SEÑOR JESÚS…