A partir del desenlace que la muerte plantea a la conciencia, surge la intuición humana de que la vida debe tener sentido y, por lo mismo, la muerte, como aniquilación del yo, no puede constituir la última palabra de la existencia, sino que debe ser el umbral de entrada a la realidad de un más allá que pueda llenar de sentido a los cuestionamientos fundamentales del más acá. “La muerte está situada, no en la periferia, sino en el centro de toda vida humana”, escribe el autor en la introducción de este libro que nos plantea una reflexión seria y profunda frente a la vida, partiendo por la muerte. El autor es doctor en Ciencias de la Religión mención Teología Protestante de la Universidad de Estrasburgo; profesor de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es autor de diez libros y más de noventa artículos en revistas nacionales y extranjeras; su área de desarrollo es la teología dogmática.