El Papa ha decidido conceder el derecho de voto a las mujeres y los laicos que sean elegidos para participar como miembros en el Sínodo de la Sinodalidad, en una decisión sin precedentes en la Iglesia católica ya que hasta ahora solo los obispos podían votar el documento final.
Según han anunciado los organizadores de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo, que culminará con dos reuniones en octubre de 2023 y de 2024, con los nuevos cambios, cinco religiosas se unirán a cinco sacerdotes como representantes con derecho a voto de las órdenes religiosas.
De este modo, los diez clérigos pertenecientes a Institutos de vida consagrada, elegidos por las respectivas organizaciones que representan a los Superiores generales, ya no están presentes. Son sustituidos por cinco religiosas y cinco religiosos pertenecientes a Institutos de vida consagrada, elegidos por las respectivas organizaciones representativas de las Superioras Generales y de los Superiores Generales. Como miembros tienen derecho a voto.
Además, de acuerdo a las disposiciones del Santo Padre, se añaden otros 70 miembros no Obispos, que representan a otros fieles del Pueblo de Dios (sacerdotes, personas consagradas, diáconos, fieles laicos) y que proceden de las Iglesias locales. Son elegidos por el Papa de una lista de 140 personas indicadas (y no elegidas) por las cinco Reuniones Internacionales de las Conferencias Episcopales (CELAM, CCEE, SECAM, FABC, FCBCO), la Asamblea de Patriarcas de las Iglesias Orientales Católicas y, conjuntamente, por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá (20 por cada una de estas realidades eclesiales). Se siguió la distribución territorial adoptada para la celebración de las Asambleas Sinodales Continentales de la Etapa Continental. Se pide que el 50% de ellos sean mujeres y que se valore también la presencia de jóvenes. A la hora de identificarlos, se debe tener en cuenta no sólo su cultura general y prudencia, sino también sus conocimientos, tanto teóricos como prácticos, así como su participación en diversas capacidades en el proceso sinodal. Como miembros, tienen derecho a voto.
“No es una revolución, sino un cambio importante: los 70 nuevos miembros son el 21% de la asamblea, que sigue siendo plenariamente una asamblea de obispos, con una cierta participación de no obispos”, dijo el Cardenal Jean-Claude Hollerich, Relator General de la Asamblea durante un encuentro con la prensa en el Vaticano. “El espacio de la tienda se amplía”, explicó a su vez el Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo. “La participación de los nuevos miembros no sólo asegura el diálogo que existe entre la profecía del pueblo de Dios y el discernimiento de los pastores –la circularidad puesta en marcha a lo largo del proceso sinodal–, sino que también asegura la memoria”.