La importancia del testimonio para la evangelización fue el tema central de la Catequesis del Papa de esta semana. Francisco resaltó que evangelizar consiste en ser testigos, vale decir, ser capaces de dar testimonio concreto, con gestos y palabras, de nuestro encuentro personal con Jesucristo, enfatizando también que los destinatarios de la acción evangelizadora son tanto aquellos que están tanto fuera de la Iglesia, como quienes forman parte de ella.
El Santo Padre comenzó su exposición invitando a leer la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, escrita por Pablo VI en 1975, y que trata, precisamente, acerca de la evangelización en el mundo contemporáneo. Tomando como base este texto, el Obispo de Roma explicó que evangelizar es mucho más que entregar conceptos o una ideología sobre Dios. “La evangelización es más que una simple transmisión doctrinal y moral. Es en primer lugar testimonio: no se puede evangelizar sin testimonio; testimonio del encuentro personal con Jesucristo, Verbo Encarnado en el cual la salvación se ha cumplido”, explicó.
Por otro lado, enfatizó el Papa, ese testimonio debe de ser coherente, de manera de transmitir “a Dios que se hace vida en mí” , incluyendo, como primer requisito, la fe profesada, vale decir, “la adhesión convencida y manifiesta a Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo”.
“El testimonio, por tanto, no puede prescindir de la coherencia entre lo que se cree y lo que se anuncia y lo que se vive. No se es creíble solamente diciendo una doctrina o una ideología, no. Una persona es creíble si tiene armonía entre lo que cree y lo que vive. Muchos cristianos solamente dicen que creen, pero viven de otra cosa, como si no lo fueran. Y esto es hipocresía. Lo contrario del testimonio es la hipocresía. Cuántas veces hemos escuchado “ah, este va a misa todos los domingos, y después vive así, así, así, así”: es verdad, es el contratestimonio”, manifestó Francisco.
Francisco compartió luego tres preguntas que, de acuerdo a Paulo VI, debe hacerse todo cristiano que emprende el camino de la evangelización:¿crees en lo que anuncias? ¿Tú vives lo que crees? ¿Tú anuncias lo que vives?.
“No nos podemos conformar con respuestas fáciles, preconfeccionadas. Estamos llamados a aceptar también el riesgo desestabilizante de la búsqueda, confiando plenamente en la acción del Espíritu Santo que obra en cada uno de nosotros, impulsándonos a ir siempre más allá: más allá de nuestros confines, más allá de nuestras barreras, más allá de nuestros límites, de cualquier tipo”, indicó.
El Pontifice habló también acerca de cómo el testimonio de una vida cristiana conlleva un camino de santidad: “Una santidad que no está reservada a pocos; que es don de Dios y requiere ser acogido y que fructifique para nosotros y para los demás”. La opción por la santidad, entonces, es la que hace brotar en el creyente el celo por la evangelización, y viceversa.
“Alimentada por la oración y sobre todo del amor por la Eucaristía, la evangelización a su vez hace crecer en santidad a la gente que la realiza. Al mismo tiempo, sin la santidad la palabra dela evangelizador «difícilmente abrirá brecha en el corazón de los hombres de este tiempo», sino que «corre el riesgo de hacerse vana e infecunda»”, sostuvo.
Luego, el Santo Padre afirmó que los destinatarios de la evangelización no son solamente los “otros”, aquellos que profesan credos diferentes o que no los profesan, sino también los creyentes en Cristo y que son miembros activos del Pueblo de Dios. Estos últimos están llamados a convertirse cada día, acogiendo la Palabra y cambiando de vida, como parte de una verdadera evangelización del corazón.
“Para dar este testimonio, también la Iglesia en cuanto tal debe comenzar con la evangelización de sí misma. Si la Iglesia no se evangeliza a sí misma se queda en una pieza de museo. En cambio, lo que la actualiza constantemente es la evangelización de sí misma. Necesita escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones de su esperanza, el mandamiento nuevo del amor. La Iglesia, que es un pueblo de Dios inmerso en el mundo y, con frecuencia, tentado por los ídolos —muchos— siempre necesita oír proclamar las obras de Dios. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, tiene necesidad de tomar el Evangelio, rezar y sentir la fuerza del Espíritu que va cambiando el corazón”, dijo Francisco.
Para el Papa, ese proceso de Evangelización interna es lo que le permitirá a la Iglesia renovarse desde la fe, crecer y permanecer joven, siempre y cuando sea capaz de salir de su zona de confort para ir al encuentro de todas las realidades que forman parte del Pueblo de Dios, aplicando buenas prácticas de hospitalidad, de acogida, de reconocimiento e integración del otro y de la alteridad.
“Es decir, una Iglesia que encuentra dialógicamente el mundo contemporáneo, dialoga con el mundo contemporáneo, pero que encuentra cada día al Señor y dialoga con el Señor, y deja entrar al Espíritu Santo que es el protagonista de la evangelización. Sin el Espíritu Santo nosotros podremos solamente hacer publicidad de la Iglesia, no evangelizar. Es el Espíritu Santo en nosotros, lo que nos impulsa hacia la evangelización y esta es la verdadera libertad de los hijos de Dios”, cerró el Papa.