LECTURA Gn 11, 1-9
Lectura del libro del Génesis.
Después del Diluvio, todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras. Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros: “¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego”. Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. Después dijeron: “Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra”. Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y dijo: “Si ésta es la primera obra que realizan, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y todos hablen la misma lengua. Bajemos entonces, y una vez allí, confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros”. Así el Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra. Palabra de Dios.
Comentario: El relato de la torre de Babel es otro intento por comprender el pasado y la acción del mal en el mundo. No obstante, la reflexión bíblica aporta antecedentes para determinar que, en la historia, el ser humano es el origen de los males, a causa de su egoísmo, sus ansias de poder y dominio sobre los demás. Por eso Dios desciende desde lo alto, pero no para unirse al poder que ha construido la torre de Babel, sino para liberar a quienes padecen el sometimiento y la servidumbre.
SALMO Sal 32, 10-15
R. ¡Feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor!
El Señor frustra el designio de las naciones y deshace los planes de los pueblos, pero el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las generaciones. R.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él eligió como herencia! El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres. R.
Él mira desde su trono a todos los habitantes de la tierra, modela el corazón de cada uno y conoce a fondo todas sus acciones. R.
ALELUIA Jn 15, 15
Aleluia. “Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre”, dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mc 8, 34—9, 1
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles”. Y les decía: “Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús nos llama a ser sus discípulos pero teniendo presente lo siguiente: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo,…”. Es decir, el Señor advierte sobre cuáles son las exigencias de seguirlo: dar la vida por la causa del Reino y compartir su Pasión. Porque “cargar la cruz” no es únicamente la cruz del sacrificio y del calvario que padeció Jesús, sino la de cambiar el estilo de vida y rumbo equivocado que la sociedad actual presenta. Cada vez, en su afán de vivir sin Dios, el hombre ha puesto en primer lugar el mercantilismo, el egoísmo, la hipocresía, la injusticia social, el utilitarismo; en definitiva, vivir como si Dios no existiera.