Leccionario Santoral: Ef 3, 8-12; Sal 88, 2-5. 21-22. 25. 27; Jn 10, 11-16.
LECTURA Is 40, 25-31
Lectura del libro de Isaías.
Dice el Santo: «¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a Él?». Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos astros? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo! ¿Por qué dices, Jacob, y lo repites tú, Israel: «Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios»? ¿No lo sabes acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, Él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable. Él fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan. Palabra de Dios.
Comentario: El Profeta se ve enfrentado a la polémica de Dios con los ídolos y con su Pueblo. Si los babilonios habían triunfado en su afán de dominio, entonces se hacía más difícil poner las esperanzas en el Dios único y, por eso, “Marduk” (dios de Babilonia) prevalecía. Era más difícil sostener que el Pueblo tuviera intacta su fe e imagen del Dios absoluto y su poder, pues la influencia del dios Marduk había influido en él hasta olvidarse del Señor.
SALMO Sal 102, 1-4. 8. 10
R. ¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
ALELUIA
Aleluia. El Señor viene a salvar a su pueblo. Felices los preparados para salir a su encuentro. Aleluia.
EVANGELIO Mt 11, 28-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana. Palabra del Señor.
Comentario: El relato presenta la oración mesiánica de Jesús ante la revelación de Dios a los discriminados. En aquella época se consideraba “malditos” a aquellos que no conocían la Ley en profundidad. Jesús denuncia esa falsa religiosidad, pues la salvación no depende del mucho o poco conocimiento de la Palabra de Dios, sino de la capacidad de captar el paso de Dios en la historia y de responder a su llamado.
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GLORIA A TI SEÑOR JESÚS…