La oración como un recurso indispensable para el discernimiento espiritual fue el centro de la catequesis del Papa Francisco, en la audiencia general de este miércoles realizada en la Plaza de San Pedro. Se trata de la tercera catequesis dedicada al tema del discernimiento que, como dijo el Santo Padre es “un acto importante” que nos permite tomar las decisiones y hacer elecciones esenciales en nuestras vidas. Y así como es importante escuchar al corazón para tomar buenas decisiones la oración afectiva permite entrar en intimidad con el Señor, como con un amigo que quiere nuestro bien y no nos chantajea.
“La oración es una ayuda indispensable para el discernimiento espiritual, sobre todo cuando involucra a los afectos, consintiendo dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo. Es saber ir más allá de los pensamientos, entrar en intimidad con el Señor, con una espontaneidad afectuosa”, dijo el Santo Padre.
Para el Pontífice este es el secreto de la vida de los santos, la “familiaridad y confidencia con Dios, que crece en ellos y hace cada vez más fácil reconocer lo que a Él le agrada”. Una familiaridad, añade el Papa que también permite vencer el miedo o dudar de que la voluntad de Dios sea realmente “por nuestro bien”, un temor y una incertidumbre que como una tentación “a veces atraviesa nuestros pensamientos y vuelve el corazón inquieto e inseguro”.
“El discernimiento no pretende una certeza absoluta, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica” y no se puede encerrar en “una sola categoría de pensamiento”, aclaró el Santo Padre. Porque, a su modo de ver, aunque queramos saber con precisión qué habría que hacer, e incluso logremos saberlo, no actuamos en consecuencia.
“No somos solo razón, no somos solo máquinas, no basta con recibir instrucciones para cumplirlas: al igual que las ayudas, los obstáculos para decidirse por el Señor son sobre todo afectivos”, precisó.
En su saludo final, Francisco señaló: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a Jesús que nos enseñe a orar con sencillez y familiaridad, como un amigo habla con otro amigo. Él es el Amigo fiel que nunca falla, que siempre sale a nuestro encuentro. Aun cuando nosotros nos alejamos de Él, Él siempre permanece. Que Dios los bendiga y la Virgen santa los cuide“.