6º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
¿Qué justicia practicamos?
Jesús nos advierte que, si nuestra justicia, o santidad de vida, no es superior a la de los fariseos y publicanos, no entramos en el Reino de los cielos… Ellos no matan, no roban, no mienten, pagan religiosamente sus contributos a la religión… A veces, se escucha a personas que dicen que no saben de qué confesarse porque tampoco roban, no matan, no hacen el mal… Se consideran buenos.
No sé por qué, pero los católicos tenemos la costumbre de hacer el examen de conciencia, y no solo para confesarnos, sino también para clasificar al prójimo, con las tablas de la Ley del Antiguo Testamento, como si el Señor no hubiera traído ninguna novedad a la Tierra con su nueva alianza sellada con su sangre en la cruz y no con la de animales… Nos quedamos con Moisés y su Ley.
Los diez mandamientos nos ordenan a vivir armoniosamente y en el amor a nosotros mismos, al prójimo y a la creación, obra de Dios. Las tablas de la Ley son, en realidad, tablas de salvación para toda la Humanidad.
Jesús nos dijo que en su Reino se nos va a juzgar según hayamos puesto en práctica las obras de misericordia espirituales y materiales… Dar de comer, visitar presos y personas solas, vestir desnudos, aconsejar al errado, acompañar al triste…
¡Cómo cambia nuestro examen de conciencia cuando lo hacemos también a la luz del sermón de la montaña y de las obras de misericordia! El pecado más grande es el bien que no hacemos. Eso nos achica el corazón y nos aleja de Dios y del prójimo. Con el corazón chico no se entra por la puerta estrecha.
Examinando nuestra vida a la luz que proyecta hoy el Señor con su palabra, enseguida encontramos abundante materia no solo para confesarnos, sino también para cambiar nuestras costumbres y manera de pensar y también para tener una mirada distinta de nuestras comunidades y de nuestra Iglesia.
Si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos no entrarán en el Reino de los cielos (Mt 5, 17).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Comenzamos nuestra celebración con el Salmo 30: “Sé tú mi defensa, oh Dios mío, mi roca de refugio, fortaleza que me salva, ya que eres tú mi roca y mi refugio condúceme tú y guíame por amor de tu nombre”.
1ª LECTURA Ecli 15, 15-20
Guía: Delante de nosotros está la vida y la muerte. Somos libres de escoger. Dios nos ayuda en el camino de la vida.
Lectura del libro del Eclesiástico.
Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que agrada al Señor. Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano. Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque grande es la sabiduría del Señor, Él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas. Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y Él conoce todas las obras del hombre. A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 118, 1-2. 4-5. 17-18. 33-34
R. Felices los que siguen la ley del Señor.
Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor. Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón. R.
Tú promulgaste tus mandamientos para que se cumplieran íntegramente. ¡Ojalá yo me mantenga firme en la observancia de tus preceptos! R.
Sé bueno con tu servidor, para que yo viva y pueda cumplir tu palabra. Abre mis ojos, para que contemple las maravillas de tu ley. R.
Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos, y yo los cumpliré a la perfección. Instrúyeme, para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón. R.
2ª LECTURA 1Cor 2, 6-10
Guía: Dios da a aquellos que le aman una sabiduría superior, capaz de orientarlos rectamente en su vida.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que Él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquélla que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, «lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman». Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.
Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. Mt 11, 25
Aleluia. Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluia.
EVANGELIO Mt 5, 20-22. 27-28. 33-34. 37
Guía: Jesús nos revela la “novedad” de su mensaje: no es la legalidad exterior la que agrada a Dios, sino las motivaciones profundas del corazón.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: «No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal». Pero Yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio». Pero Yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: «No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor». Pero Yo les digo que no juren de ningún modo. Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Elevemos al Señor los dones del pan y del vino, con la alegría de haberlos labrado con nuestras manos.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La comunión con Cristo es el signo eficaz con que él nos comunica su verdadera vida.
DESPEDIDA
Guía: Vamos a comunicar a todos, con alegría, la novedad traída por Jesús a los hombres: lo que vale ante Dios es que hagamos todo con amor y por amor a él y a los hermanos.