El Bautismo del Señor (F). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
La nueva vida del bautismo
Juan bautizaba en el desierto, lejos de los círculos importantes de la sociedad de aquellos tiempos… Pero mucha gente importante iba al desierto a hacerse bautizar. Grandes personajes y empleados de los palacios, militares, comerciantes y pueblo, mucho pueblo. Juan atraía por su predicación a contramano de lo que se escuchaba en el Templo y decían los maestros de la época. Anunciaba la necesidad de cambiar costumbres y ritos con el fin de prepararse para la venida del Mesías. Su discurso también molestaba porque no todos se comprometen a cambiar cuando se vive en sistemas domesticados por la corrupción.
Juan reconoció a su primo Jesús, el Mesías, y no quiso bautizarlo, sino hacerse bautizar por él. Se sentía indigno, pero el Señor le mostró que era necesario pasar por un bautismo para pecadores, para hacerse uno de nosotros.
Los que estaban allí tuvieron un momento de revelación: la voz del Padre que presentó a su Hijo, los cielos abiertos para que se cumpliera la profecía de Isaías “que se abran los cielos y aparezca el Salvador”, la paloma como el Espíritu que aleteaba sobre la creación y la que trajo la paz a la Tierra después del Diluvio… Nosotros no tenemos muy presentes las profecías cuando escuchamos el evangelio, sin embargo, esa no era la situación de los discípulos de Juan… Quedaba claro que el Mesías estaba allí, pero no como ellos lo imaginaban y lo esperaban.
Nos bautizamos para comenzar una nueva vida, como la de Jesús. Un camino que nos conduce al Padre, sin miedos y con la fuerza que nos da este sacramento. Para Jesús fue el inicio de su vida pública, la manifestación de su misión a todos los hombres.
Quien vive el bautismo recibido revela, cotidianamente y de manera siempre nueva y simple, su fe en Jesús. Se muestra abierto a las necesidades del prójimo, no tiene dificultad para ponerse en camino de mejorar interiormente porque se mira en el espejo de Dios y no se compara con nadie.
El cristiano que sigue a Jesús comienza todos los días una nueva vida, manifestando así a Jesús, en quien cree. Se hace realmente una fiesta cuando un cristiano se bautiza.
Juan se resistía, diciéndole: Soy yo el que tiene necesidad de ti, ¡Y eres tú el que viene a mi encuentro! (Mt 4, 14).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: El Bautismo de Jesús, que hoy celebramos en la liturgia, es una hermosa ocasión para renovar nuestras promesas bautismales: la renuncia al pecado y el compromiso de vida cristiana.
PRIMERA LECTURA Is 42, 14. 6-7
Guía: En Cristo, el cristiano está llamado a realizar la justicia y la solidaridad, sabiendo que para eso lo ha elegido el Señor y que puede contar con él.
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 28, 1. 2-3. 4. 3. 9-10
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
¡Aclamen al Señor, hijos de Dios! ¡Aclamen la gloria del nombre del Señor adórenlo al manifestarse su santidad! El Señor bendice a su pueblo con la paz. R.
¡La voz del Señor sobre las aguas! El Señor está sobre las aguas torrenciales. ¡La voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa! R.
El Dios de la gloria hace oír su trueno. En su Templo, todos dicen: «¡Gloria!». El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales, el Señor se sienta en su trono de Rey eterno. R.
SEGUNDA LECTURA Hech 10, 34-38
Guía: Jesús, con el poder del Espíritu, pasó su vida haciendo el bien, abriendo así el camino a todos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Pedro, tomando la palabra, dijo: Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a Él. Él envió su Palabra al pueblo de Israel, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien y sanando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con Él.
Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. Mc 9, 7
Aleluia. Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi Hijo muy querido». Aleluia.
EVANGELIO Mt 3, 13-17
Guía: En el bautismo de Jesús se manifiesta la presencia del Padre y del Espíritu Santo y la solidaridad de Jesús con los hombres. Traza así el camino a todos los bautizados.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!» Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia Él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con los dones del pan y del vino, presentamos al Señor a los que se preparan al bautismo en nuestra comunidad parroquial y a los recién bautizados.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Alimentados con el cuerpo de Cristo, podemos vivir como discípulos de Jesús e hijos de Dios.
DESPEDIDA
Guía: Como cristianos conscientes de nuestros compromisos bautismales, vayamos a anunciar la alegría de ser hijos de Dios, hermanos de Jesús y templos del Espíritu Santo.