La Oración por Chile y el nuevo Gobierno, tradicional ceremonia ecuménica en la que el recogimiento también dio paso a la alegría y la esperanza en el futuro del país, se realizó este sábado 12 de marzo, en la Catedral Metropolitana de Santiago. En el principal templo capitalino estuvieron presentes las más altas autoridades nacionales, encabezadas por el recién asumido Presidente de la República, Gabriel Boric.
La liturgia comenzó a las 11:30 horas y fue celebrada por el Arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, quien fue acompañado por representantes de distintos credos presentes en Chile. Asistieron las más altas autoridades de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; de las Fuerzas Armadas y de Orden y, como novedad este año, de la Convención Constitucional.
Del mismo modo, participaron obispos católicos, integrantes de diversas denominaciones religiosas y organizaciones civiles.
“Nosotros, señor Presidente, siempre estaremos rezando por usted y por nuestras autoridades, tal como nos lo enseña y manda el apóstol San Pablo (1 Timoteo 1-6): ‘Ante todo, recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad’”, expresó el Arzobispo de Santiago durante su homilía.
“Queremos y buscamos un Chile donde todos convivamos respetándonos, escuchándonos, dialogando, colaborando, cuidando especialmente a los más pobres y utilizando responsablemente la naturaleza”, enfatizó.
El cardenal Aós también llamó a convocar las voluntades de todos en la construcción de nuestro país.
“Hoy, especialmente hoy, pedimos por usted, señor Presidente; pedimos por ustedes, autoridades y gobernantes, legisladores y jueces, como pidió Salomón: que Dios ilumine sus mentes para que conozcan lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo y lo injusto. Y para que puedan trabajar por lograrlo y aunar las voluntades en proyectos y causas comunes”, instó.
Al mismo tiempo, monseñor Aós hizo un especial llamado a quienes asumen responsabilidades en el ámbito político, en la dirección de “fomentar una mística de fraternidad y, al mismo tiempo, una organización social más eficiente”.
“Los políticos están llamados a preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privativista que conduce inexorablemente a la cultura del descarte”, advirtió.
Sobre los desafíos que enfrenta el Chile de hoy, monseñor Aós puso acento en los aspectos fundamentales de la vida y la convivencia humanas.
“Dios ha creado a todos los seres humanos a su imagen y semejanza. Somos de Dios y no pertenecemos al Estado. Dios nos ha dado unos derechos que el Estado debe reconocer y respetar. Varones y mujeres iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad; y Dios nos ha llamado y nos llama hoy a convivir entre hermanos entre nosotros”, afirmó.
Al mismo tiempo, lamentó las difíciles circunstancias vividas por el país en los últimos años, debido a la pandemia, la violencia política y social, los atentados en La Araucanía, y la delincuencia, “que han mostrado la cara sucia de nuestra Patria”.
“Nos duele, nos inquieta, nos preocupa. Sembrar violencia no es vida sino muerte, no es avance sino retroceso”, recalcó.
Superar las consecuencias de estos hechos no solo es tarea de quienes ejercen responsabilidades públicas, sino de todos los chilenos, enfatizó el arzobispo de Santiago. Y un ejemplo de esto, precisó, reside en la necesidad de respetar las medidas adoptadas para combatir el Covid-19.
“Estamos aquí renovando nuestra convicción de que no podemos esperarlo todo de los gobernantes, sino que cada uno de nosotros es responsable del bien de todos. Hemos experimentado la tensión y el sufrimiento constatando que un grupo de compatriotas no estaba dispuesto a colaborar con las medidas sanitarias para combatir la pandemia, que un grupo de compatriotas recurre a la violencia para conseguir sus objetivos”, señaló.
“Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de nuestra sociedad herida”, aseveró.
En el mismo ámbito, el cardenal Aós llamó a ir en ayuda de quienes más lo necesitan con medidas de mayor alcance y permanencia.
“Ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo”, indicó.
El Arzobispo de Santiago también insistió en un llamado a ser audaces en la búsqueda de la paz, amenazada hoy en todo el mundo, para que la sociedad chilena se mantenga en la vía de la concordia y el diálogo.
“Chile nos necesita como artesanos de paz, como ejemplos de diálogo, dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia. ‘Señor, haz de mí instrumento de tu paz’”, insistió.