Leccionario Santoral: Is 66, 10-14; ([Sal]) Jdt 13, 18-19; Jn 2, 1-11.
Prefacio de la Santísima virgen María. Jornada Mundial de los Enfermos y de los Agentes de Salud.
LECTURA 1Rey 11, 29–32; 12, 19
Lectura del primer libro de los Reyes.
En cierta ocasión, Jeroboám, que estaba al servicio del rey Salomón, salió de Jerusalén y lo encontró en el camino el profeta Ajías, de Silo; éste iba cubierto con un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo. Ajías tomó el manto que llevaba encima y lo desgarró en doce pedazos. Luego dijo a Jeroboám: «Toma para ti diez pedazos, porque así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo voy a desgarrar el reino que Salomón tiene en su mano, y te daré las diez tribus. Una sola tribu será para él, por consideración a mi servidor David y a Jerusalén, la ciudad que yo elegí entre todas las tribus de Israel». Fue así como Israel se rebeló contra la casa de David hasta el día de hoy. Palabra de Dios.
Comentario: A raíz de la apostasía idolátrica de Salomón se llega a la división como un castigo, pues después del cisma político se acerca el religioso. Jeroboám, con el fin de consolidar el nuevo reino, reorganiza y potencia los santuarios del norte para evitar que los israelitas continúen haciendo sus visitas y peregrinaciones al templo de Jerusalén.
SALMO Sal 80, 10–15
R. ¡Escuchemos la voz del Señor!
No tendrás ningún Dios extraño, no adorarás a ningún dios extranjero: Yo, el Señor, soy tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto. R.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no me quiso obedecer: por eso los entregué a su obstinación, para que se dejaran llevar por sus caprichos. R.
¡Ojalá mi pueblo me escuchara, e Israel siguiera mis caminos! Yo sometería a sus adversarios en un instante, y volvería mi mano contra sus opresores. R.
ALELUIA Cf. Hech 16, 14
Aleluia. Señor, abre nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluia.
EVANGELIO Mc 7, 31– 37
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Efatá», que significa: «Ábrete». Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Palabra del Señor.
Comentario: La novedad de la Buena Noticia se despliega por tierras paganas. Jesús sana a un sordomudo. Este último simboliza la actitud cerrada del mundo pagano frente al Reino de Dios. Aquella “sanación” permite a los paganos abrirse al anuncio de Jesús. En este sentido, creer en ese poder, lleva al creyente a confiarse en las manos de Dios y no en otra cosa que no sea él.