De la feria. Morado.
Lectura del libro de Isaías.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz proclama:¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y co-linas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor. Una voz dice: «¡Proclama!» Y yo respondo: «¿Qué proclamaré?» «Toda carne es hierba y toda su consistencia como la flor de los campos: la hierba se seca, la flor se marchita cuando sopla sobre ella el aliento del Señor. Sí, el pueblo es la hierba. La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre». Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: «¡Aquí está su Dios!» Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un pastor, Él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.
Palabra de Dios.
Comentario: En este capítulo nos encontramos con la misión que lleva adelante Isaías, en medio del pueblo que se encuentra regresando del exilio. El mensaje central es el de anunciar el “consuelo”, porque Dios ha cancelado su culpa por la cual vivieron desterrados en Babilonia. Si confiamos en Dios, pensaremos en positivo y seremos profetas de esperanza en medio del dolor.
SALMO Sal 95, 1-3. 10 -13
R. ¡El Señor viene a gobernar la tierra!
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. R.
Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. Digan entre las naciones: «¡El Señor reina! El Señor juzgará a los pueblos con rectitud». R.
Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él; regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque. R.
Griten de gozo delante del Señor, porque Él viene a gobernar la tierra: Él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad. R.
ALELUIA
Aleluia. El día del Señor está cerca; Él vendrá a salvarnos. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre de ustedes, que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
Palabra del Señor.
Comentario: Esta parábola es uno de los anuncios de la misericordia divina. Misericordia que se expresa, en este caso, “perdiendo” el tiempo por buscar al hermano que se ha alejado. En esta línea, también es una invitación a no encerrarse en la comunidad, y “farisaicamente” creerse buenos y perfectos, olvidando que en su interior siempre coexisten algunas miserias humanas.