En su audiencia de hoy, el Papa Francisco ha continuado desarrollando su catequesis sobre san José. Al hablar frente a las personas reunidas en el aula Pablo VI de la Ciudad de Vaticano, el Santo Padre destacó la interioridad profunda del padre terrenal de Jesús, como una escuela del escucha del Espíritu y de acción. “José de Nazaret nos invita a descubrir la dimensión contemplativa del silencio, no para aislarnos de los demás, sino para dar espacio a Jesús, la Palabra de Dios hecha carne, y escuchar su voz”, sostuvo.
En medio de un mundo caótico y que a veces no da tregua, el Santo Padre manifestó que no debemos tener miedo del silencio, sino que debemos dejar actuar al Espíritu que transforma nuestros corazones. “Sigamos, en cambio, el ejemplo de san José de ponernos a la escucha atenta del Espíritu Santo que vive en nosotros, para que la fuerza transformadora de su amor convierta nuestros corazones y de nuestra boca salgan sólo palabras buenas de bendición, de aliento y comprensión que edifiquen, sostengan y consuelen a todos nuestros hermanos y hermanas”, dijo.
Francisco afirmó que “el silencio de José no es un mutismo; es un silencio lleno de escucha, un silencio laborioso, un silencio que pone de manifiesto su gran interioridad“. Mientras Jesús, en la casa del carpintero de Nazaret, creció en esta “escuela“, buscando siempre “espacios de silencio en sus días“, invitando a sus discípulos a hacer la misma experiencia.
“Qué bonito sería si cada uno de nosotros, en el ejemplo de San José, lograra recuperar esta dimensión contemplativa de la vida abierta de par en par precisamente por el silencio. Pero todos nosotros sabemos por experiencia que no es fácil: el silencio nos asusta un poco, porque nos pide entrar dentro de nosotros mismos y encontrar la parte más verdadera de nosotros”, afirmó el Papa.
El Santo Padre resaltó la importancia de cultivar espacios de silencio a la manera de san José, ya que esos momentos son los que permiten que el Espíritu Santo salga a la superficie y nos hable. “No es fácil reconocer esta voz, que muy a menudo se confunde junto a los miles de voces de preocupaciones, tentaciones, deseos, esperanzas que habitan en nosotros; pero sin este entrenamiento que viene precisamente de la práctica del silencio, puede enfermarse también nuestra habla”, precisó.
El Papa agregó que “este es el motivo por el cual debemos aprender de José a cultivar el silencio: ese espacio de interioridad en nuestras jornadas en las que damos la posibilidad al Espíritu de regenerarnos, de consolarnos, de corregirnos”. Y dijo que “el beneficio del corazón que tendremos sanará también nuestra lengua, nuestras palabras y sobre todo nuestras elecciones”. De hecho, anadió, “José ha unido la acción al silencio. Él no ha hablado, pero ha hecho, y nos ha mostrado así lo que un día Jesús dijo a sus discípulos: ‘No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial”.
Al concluir su catequesis, el Papa dirigió estas palabras a los fieles de lengua española: “Pidamos al Señor Jesús, por intercesión de san José, que nos libre de los pecados de la lengua, el odio, la calumnia, la difamación, y nos conceda la gracia de que nuestras obras coincidan con nuestro hablar, y que seamos ante los demás testigos alegres y creíbles del amor misericordioso de Dios por toda la humanidad. Que Dios los bendiga”.