Diciembre, último mes del año, en tiempos “normales” se caracteriza por conclusiones: finalizan las clases en colegios, institutos y universidades, se rinden exámenes finales, se entregan certificados de promoción, hay ceremonias de graduación, de titulación y se termina el año lectivo. Las empresas cierran el año comercial, realizan informes, evaluaciones e inventarios y se proyectan para el próximo año. Diciembre es concluir, evaluar y proyectar.
Ya nos encontramos de lleno en el Adviento, del latín Adventus Domini, que significa “la venida, la llegada del Señor”. El Mesías Jesucristo viene y debemos estar expectantes para recibirlo. Es el tiempo de la alegre esperanza, los anhelos y las aspiraciones. Y este año, después de todo lo que nos ha pasado, es obvio nuestro clamor: ¡Ven, Señor, Jesús, te necesitamos y te esperamos!
El día ocho se celebra la Inmaculada Concepción, con la que concluye el Mes de María. Popularmente, se le llama “Purísima” y es celebrada masivamente a lo largo de nuestro país, principalmente en: Arica, Lo Vásquez, Santiago, Maipú, San Bernardo, Rancagua, Curicó, Corinto, Constitución, Linares, Los Ángeles, Temuco, Valdivia, Achao, Ancud y muchas otras localidades. Además, es la fiesta patronal de Iquique, Concepción y Aysén.
Las temperaturas comienzan a subir, porque el verano está a la vuelta de la esquina y el comercio, universalmente, nos bombardea con vitrinas saturadas de tentadores regalos, brillantes adornos y multicolores juegos de luces, que nos indican que se acerca el gran acontecimiento que a nadie deja indiferente: la Natividad del Señor, el suceso más altamente significativo para la Iglesia y el mundo. Cuando el universo entero se detiene para contemplar el nacimiento de un niño en un establo, que da inicio a la era cristiana y nos trae un mensaje de paz y amor.
Dentro de la octava de Navidad, continuamos con la celebración de la Sagrada Familia de Jesús, María y José y culminamos el mes con el día de los Santos Inocentes.
En esta Navidad, nuevamente, preparemos el pesebre para celebrar el cumpleaños de Jesús, donde le pediremos que no nos traiga regalos, sino que se lleve, definitivamente, el virus. Que tengan una feliz Navidad, con comida en la mesa y toda la familia reunida.
En Jesús, María y Pablo,
El Director