Con profundo pesar les comunicamos que el martes 16 de noviembre de 2021, a las 10:45 de Argentina, nuestro hermano Paulino, el padre Fernando Óscar Teseyra, ha partido al encuentro del Señor. Lo encomendamos a sus oraciones y a toda su familia para que está descansando junto a su Pastor. A la fecha, contaba con 54 años de edad, 35 de vida paulina y 22 de sacerdocio.
El P. Fernando nació en Metán (Salta, Argentina) el 18 de noviembre de 1966, primero de tres hijos; sus padres se llamaban Rubio Oscar y Ester Beatriz Farfán. Entró en la comunidad de Córdoba el 20 de febrero de 1986. Comenzó el noviciado el 25 de enero de 1988, emitió la primera profesión el 25 de enero del año siguiente, la profesión perpetua el 24 de enero de 1998 y fue ordenado presbítero el 23 de enero de 1999.
Después de la ordenación se incorporó en el mundo apostólico paulino como director de Vida Pastoral y responsable de la producción; al año siguiente asumió también la tarea de animador vocacional de la Circunscripción. En 2001-2004 estuvo en Roma para completar sus estudios, frecuentando la Pontificia Universidad Salesiana y participando en el Curso de formación sobre el Carisma de la Familia Paulina. En 2004 regresó a Iberoamérica, siendo nombrado Delegado de la comunidad de Lima (Perú) y Director general del apostolado en Perú. En 2007 asumió el cargo de Vicario provincial y Coordinador general de la pastoral vocacional y formación, justo en el período en que era Provincial de la Circunscripción Argentina-Chile-Perú el P. Valdir José De Castro, Superior general, que recuerda bien haber contado con su apoyo, generosidad y colaboración. Desde 2008 a 2020 fue Delegado o Superior de las comunidades de Buenos Aires Sede provincial y Buenos Aires Florida, además de maestro de los juniores (2008-2016). Su empeño apostólico se desarrolló en la dirección de El Domingo y La Liturgia Cotidiana. En 2011 fue elegido Consejero provincial, servicio que ejercería por un segundo mandato.
En 2021 contrajo el Covid-19 y comenzó para él un período difícil, hecho de sufrimiento y hospitalizaciones, con diversas operaciones quirúrgicas, por una bronconeumonía. A menudo repetía palabras de disponibilidad plena: «Cuenta conmigo…» aun cuando sus fuerzas eran mínimas.
El P. Fernando era una persona que en las cambiantes situaciones sabía hacerse “todo a todos”, siempre disponible con los cohermanos, sobre todo todo con los enfermos. Tenía una fuerte capacidad empática, de escucha y comprensión, era compasivo, apreciado por muchas personas y, en particular, en el ámbito de la Familia Paulina; latía en él un gran corazón, con amplia capacidad de darse a los demás.
Fue un paulino que vivió con pasión su compromiso de animador vocacional, precisamente porque estaba enamorado de nuestra misión. Un joven paulino le describe así: «Fue el primer paulino que conocí, y me dio a conocer y amar el carisma…; llevo en mi corazón sus enseñanzas, me hizo amar la Escritura y nuestro ministerio paulino. ¡Qué necesidad hay de que alguien enseñe la pasión por nuestra espiritualidad, sin sincretismos! Él la predicó, la vivió y trató de hacérnosla vivir».
Experto del Fundador, conocía bien los escritos alberonianos y la espiritualidad paulina, por lo cual se le llamaba frecuentemente para retiros y conferencias. Sabía ponerse al mismo nivel de sus interlocutores: todos le merecían su tiempo y su afecto. Conocía bien la lengua española, lo que le permitió escribir numerosos opúsculos devocionales.
Algunas palabras del informe de su admisión a la profesión perpetua fotografían bien su perfil: «Ha sabido integrar los momentos de oración con la actividad apostólica; se ha mostrado siempre disponible a asumir los varios servicios que se le han pedido, tanto en el ámbito apostólico como en el comunitario. Ha demostrado apertura al diálogo, al trabajo en equipo y a las nuevas orientaciones congregacionales».
Premie el Señor abundantemente a este nuestro querido hermano dándole la paz y la felicidad reservadas a los elegidos. Roguemos para que desde el cielo interceda él por muchas y santas vocaciones para la Sociedad de San Pablo y para toda la Familia Paulina.