El lunes 1 de noviembre de 2021, Solemnidad de Todos los Santos, la urna que contiene el cuerpo del beato Santiago Alberione fue entronizada en su lugar definitivo: el altar del Divino Maestro en la Basílica-Santuario Regina Apostolorum, la Iglesia principal de la Familia Paulina. En una Misa presidida por el cardenal Angelo De Donatis, Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, la Familia Paulina se congregó para venerar a su Fundador, quien, a contar de ese momento, estará mucho más cerca del pueblo que frecuenta el Santuario, es decir, de cuantos buscan a Dios y desean la intercesión del Beato para alguna necesidad o para agradecerle los favores recibidos. El traslado forma parte de las actividades con que la Familia Paulina celebra los 50 años de la Pascua del padre Alberione.
“El beato Santiago Alberione estará allí, a los pies de Jesús Maestro, principalmente para decir a todos que vale la pena ser santos, o sea vivir unidos a Cristo Camino, Verdad y Vida, y que cuando tratamos de escuchar la voz del Señor y seguir su voluntad, la vida produce abundantes frutos de bien. En efecto, fue esa precisamente su experiencia: una estupenda fecundidad espiritual, llena de vida, visible sobre todo en la fundación de la Familia Paulina, una “familia”, con sus diversos apostolados, al servicio de la evangelización, llamada a ser san Pablo vivo en el mundo”, dijo el Superior General de la Sociedad de SAN PABLO, don Valdir José De Castro.
Santiago Alberione fue un sacerdote italiano que, atento a los signos de los tiempos, sintió la voz de Dios para hacer algo por los hombres del nuevo siglo (del 1900). Intuye que el uso de los nuevos medios de comunicación serían los que facilitarían la llegada del Evangelio a los hombres y mujeres, especialmente de aquellos que ya no iban a las iglesias. Para su cometido, daría vida a la Familia Paulina, un proyecto eclesial de congregaciones religiosas, institutos seculares y movimientos de laicos, que viviendo la espiritualidad de Jesucristo, Maestro Camino Verdad y Vida, irradiarían el Evangelio a toda la humanidad con todos los medios. Falleció el 26 de noviembre de 1971, hace 50 años. Fue admirado por los papas de su tiempo; san Pablo VI lo llamaría “maravilla de nuestros tiempos” y san Juan Pablo II lo proclamaría “Profeta de la nueva evangelización”. Fue beatificado el 27 de abril de 2003.
“Como afirma el papa Francisco, «la santidad es el rostro más hermoso de la Iglesia» (Gaudete et exsultate, n. 9). La vida de nuestro Fundador refleja esta verdad desde el instante en que hizo del Evangelio «un estilo de vida, un modo de pensar, de razonar y de obrar» (CISP, p. 783). También nosotros podemos recorrer este camino, es decir vivir la santidad como un verdadero proceso de cristificación, vivenciado en el contexto de la actual cultura de la comunicación”, añadió Don Valdir.