San Josafat, o., y mr. (MO). Rojo.
Leccionario Santoral: Ef 4, 1-7. 11-13; Sal 1, 1-4. 6; Jn 17, 1. 20-26.
Reseña
Nació en Polonia en el año 1580, perteneció a una familia de ricos mercaderes. Ingresó como monje en un monasterio basiliano. En su ciudad, había católicos latinos fieles a Roma, ortodoxos vinculados a Constantinopla y Moscú, y católicos de rito griego. Por razones no sólo religiosas, sino también políticas, se generaban divisiones y enfrentamientos. San Josafat fue un predicador de la unidad, pero su predicación no tuvo buena acogida. Hubo una conspiración contra él que trajo como consecuencia su muerte, aproximadamente en el año 1648. Fue un pionero del movimiento ecuménico.
Lectura del libro de la Sabiduría.
Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla. Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad. Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de Él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre. Los que confían en Él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán junto a Él en el amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.
Palabra de Dios.
Comentario: Por primera vez, en la Biblia, se habla de la trascendencia de la persona humana. Nuestra vida no termina aquí: Dios creó al hombre incorruptible. La semilla de la inmortalidad fue sembrada en nosotros; con todo, Dios espera nuestra fidelidad; y para ello hay que emprender un camino de purificación, “como el oro en el crisol”.
R. ¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Los ojos del Señor miran al justo y sus oídos escuchan su clamor; pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. R.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. R.
Aleluia. «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: «Ven pronto y siéntate a la mesa»? ¿No le dirá más bien: «Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después»? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: «Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber».
Palabra del Señor.
Comentario: Jesús enseña a sus discípulos a ser “simples servidores”. Y apunta a que quienes trabajamos por el Reino no busquemos tanto el ser reconocidos y pagados materialmente. Sólo así lograremos comprender nuestra situación frente a Dios, de quien hemos recibimos todo gratuitamente y así lo debemos entregar a los demás. Él se encargará de recompensarnos.