DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN (F). Blanco.
Gloria. Prefacio propio.
En el siglo IV, el emperador Constantino regaló unos terrenos al Papa. Era una casa que había pertenecido a la familia Letrán. El papa Silvestre mandó construir una basílica llamada “lateranense”, que fue inaugurada el 9 de noviembre del año 324. Con el tiempo, se transformó en “iglesia madre” y se celebraron allí cinco concilios, en los años 1123, 1139, 1179, 1215 y 1512.
LECTURA Ez 40, 1. 3; 47, 1-2. 8-9. 12
Lectura de la profecía de Ezequiel.
La mano del Señor descendió sobre mí y me llevó a Jerusalén. Y vi a un hombre, que por su aspecto parecía de bronce. Él me hizo volver a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del altar. Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente. Allí vi que el agua fluía por el costado derecho. Entonces me dijo: «Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas. Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas partes adonde llegue el torrente. Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio».
Palabra de Dios.
Comentario: El agua tiene el poder de dar y de quitar la vida. El agua puede convertir a un desierto en un vergel y, en pocos minutos, destruir una ciudad y matar a sus habitantes. Figurativamente, el Profeta por medio de la simbología del agua demuestra cómo Dios está presente en todo lo creado, y cómo su Espíritu hace reflorecer la vida en el mundo.
SALMO Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9
R. Vengan a contemplar las obras del Señor.
El Señor es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros. Por eso no tememos, aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el fondo del mar. R.
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios, la más santa Morada del Altísimo. El Señor está en medio de ella: nunca vacilaré; Él la socorrerá al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Vengan a contemplar las obras del Señor, Él hace cosas admirables en la tierra. R.
2ª LECTURA 1Cor 3, 9-11. 16-17
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios. Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo. ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo no construyó templos, en cambio, sí fundó comunidades que creían en Jesucristo. De ahí su conocida expresión: “¿No saben que ustedes son templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” Expresión en sintonía con el contenido del dialogo de Jesús con la Samaritana (Cfr. Jn 4, 21).
Aleluia. «Yo he elegido y consagrado esta Casa, a fin de que mi Nombre resida en ella para siempre», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio». Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: «¿Qué signo nos das para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar». Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y Tú lo vas a levantar en tres días?». Pero Él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que Él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.
Palabra del Señor.
Comentario: Para los judíos, el Templo representaba su máxima gloria nacional. San Juan, desde el inicio de su evangelio, deja en claro que el verdadero templo, desde ahora, es Jesucristo y que quienes crean en él también se convertirán en templos de Dios. Por sentirse “portadores” de Dios es que los primeros cristianos no tenían lugar para el culto, y se reunían con periodicidad en sus casas.