El Domingo Universal de las Misiones, DUM, es una jornada anual de oración y promoción misionera en el vasto universo católico, que es celebrada, en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre. El lema de este año es: «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hech 4, 20).
En este día, en especial, se ora fervientemente al Señor para que se extienda su reinado en el mundo. Se informa sobre las dificultades en tierras de misión, se estimula el fervor misionero entre presbíteros, religiosas, religiosos y laicos. Se da a conocer las actividades de la Obra de la Propagación de la Fe y se solicitan los necesarios recursos económicos que van en apoyo a las Iglesias más necesitadas de todo el orbe.
Al parecer, este año, nuevamente lo viviremos en Pandemia, lo que hace aún más apremiante que colaboremos, generosamente, para que todas las iniciativas misioneras de la Iglesia puedan continuar con el compromiso de anunciar el Evangelio y asistir a los necesitados.
Nuestra Iglesia, mantiene hospitales, dispensarios, leproserías, hogares de ancianos, casas para enfermos crónicos y discapacitados, orfanatos, guarderías, consultorios, centros de educación y reeducación y otras tantas instituciones de beneficencia en los cinco continentes, y ellos necesitan de nuestra ayuda.
El DUM nos recuerda el compromiso de todos los cristianos en la misión de la Iglesia y su obra de caridad entre los más pobres y excluidos, de manera especial, los niños, los adolescentes y las familias. Este año, nuevamente, nuestra ayuda irá a la obras de caridad de la Iglesia en los lugares más afectados por el COVID 19 en el mundo. Mirar más allá de nuestras fronteras nos hace abrazarnos en una sola familia: la Iglesia misionera.
Todos los cristianos estamos llamados a participar activamente en la misión de la Iglesia. No es cosa de unos pocos. Todos debemos estar dispuestos a decir: “Heme aquí, envíame”. No es sólo “colaborar con la misión” sino “participar” en ella.
Desde estas páginas, enviamos un agradecido saludo y buenas vibras, a todos los misioneros y misioneras de nuestro país, esparcidos en todo el mundo en tierras de misión.
En Jesús, María y Pablo,
El Director