31º durante el año. Verde. Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Zaqueo, que significa “el puro, el justo” era un pecador público. Su condición de jefe de cobradores de impuestos de los romanos que ocupaban Palestina lo hacía muy conocido. Su negocio consistía en exigir a la gente una comisión extra sobre el monto exigido por Roma, convirtiéndose, así, en un individuo odioso y temido. Por eso, para los judíos era un traidor, despreciado por su profesión y su poder.
Siendo hombre rico, de mundo, con influencias y poder, estaba siempre bien informado. Cuando se enteró que Jesús, de quien todos hablaban, iba a pasar por Jericó, su pueblo, y quiso verlo; como era de baja estatura, se subió a un árbol.
Arriesgado gesto para una persona importante: podía ser mal visto. Pero su interés por conocer al Rabí era más fuerte que el respeto humano. Jesús premió ese interés cruzando con Zaqueo una mirada. Lo vio y lo miró, dice san Agustín, con los ojos de su admirable misericordia: lo miró como a Natanael, cuando estaba debajo de la higuera, antes que Felipe lo llamara. Lo miró como a Pedro después de su caída. Fue una mirada de ida y vuelta. Jesús le dirigió la palabra, se invitó él mismo a su casa.
En Zaqueo había mucho mal, coimas, apretones a la gente, colaboracionismo, falta de respeto por la Ley de Dios; también había una pequeña ventana abierta a la luz, y por allí entró el Señor.
Zaqueo es el ejemplo del que, conociendo a Jesús, no sólo se despoja de sus bienes, sino que permite, además, que su interior sea transformado por la gracia para comenzar a practicar la justicia, a pesar de que lo juzguen por no purgar de otro modo sus pecados. ¡Así es la gracia divina! Nos hace personas nuevas con un nuevo corazón.
Los ojos de Dios ven el bien, aun cuando nadie, ni el mismo interesado, descubre algo bueno en sí mismo. Querer tener ojos como los de Dios, que buscan siempre lo que hay de bueno en las personas, iluminará el camino de nuestra vida y dejará siempre abierta la ventana de nuestra alma para recibir la mirada cariñosa del Señor.
Jesús dijo a Zaqueo: Baja pronto; hoy quiero alojarme en tu casa (Lc 19, 5).
P. Aderico Dolzani, ssp.
Guía: Vamos ya hacia el final del año litúrgico. La fugacidad de la vida debe ayudarnos a orientar nuestra existencia hacia el Señor. Supliquemos con el Salmo: “No nos abandones, Señor, Dios nuestro, no te quedes lejos; ven a socorremos, Señor nuestro, nuestra salvación” (Sal 37).
Guía: Himno a la vida. Dios es fuente de todo lo que existe y no quiere que nada sea destruido, porque él es “amigo de la vida”. Invitación a la ecología.
Lectura del libro de la Sabiduría.
Señor, el mundo entero es delante de ti como un grano de polvo que apenas inclina la balanza, como una gota de rocío matinal que cae sobre la tierra. Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos se conviertan. Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado. ¿Cómo podría subsistir una cosa si Tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría si no la hubieras llamado? Pero Tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida, porque tu espíritu incorruptible está en todas las cosas. Por eso reprendes poco a poco a los que caen, y los amonestas recordándoles sus pecados, para que se aparten del mal y crean en ti, Señor.
Palabra de Dios.
R. Bendeciré al Señor siempre y en todo lugar.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente; día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.
El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. R.
2ª LECTURA 2Tes 1, 11–2, 2
Guía: Pablo ora por los cristianos de Tesalónica para que Dios, que lo ha llamado a la salvación, lleve a cumplimiento ese llamado.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Hermanos: Rogamos constantemente por ustedes a fin de que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe. Así el Nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en Él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con Él, les rogamos, hermanos, que no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el Día del Señor ya ha llegado.
Palabra de Dios.
Aleluia. Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único; todo el que cree en Él tiene Vida eterna. Aleluia.
Guía: El evangelio, con la conversión del publicano Zaqueo, rico y odiado, revela que la misericordia de Dios, cuando es recibida con sinceridad, es una fuerza irresistible de conversión.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí viví á un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más». Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: El pan y el vino son signos del único pan que es Cristo. Los ofrecemos con el profundo deseo de una vida coherente que integre en nosotros fe y obras.
Guía: La comunión sacramental sea signo y anticipación de la comunión definitiva con Cristo en Dios.
DESPEDIDA
Guía: Volvamos a nuestro barrio, a nuestra casa y actividades, alabando a Dios Padre que nos ha congregado en nombre de Jesús y que, con la fuerza del Espíritu Santo, nos da la fuerza de comunicarlo a todos.