Leccionario Santoral: 2Cor 4, 1-2. 5-7; Sal 95, 1-3. 7-8. 10; Lc 22, 24-30.
LECTURA Col 1, 15-20
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Cristo Jesús es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de Él y para Él. Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste en Él. Él es también la cabeza del cuerpo, es decir, de la Iglesia. Él es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que Él tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en Él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz. Palabra de Dios.
Comentario: La comunidad es testigo de un himno litúrgico que expresa la grandiosidad de la persona de Cristo, Creador y Salvador: centro del universo y de la historia humana. Para san Pablo creación y salvación son inseparables, por tanto, Cristo, muerto y resucitado es el verdadero protagonista del acto creador de Dios y todos hemos sido creados a imagen del “Dios vivo”.
SALMO Sal 99, 1-5
R. ¡Lleguemos hasta el Señor cantando himnos de gozo!
Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios: Él nos hizo y a Él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones. R.
ALELUIA Jn 8, 12
Aleluia. “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Lc 5, 33-39
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”. Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”. Les hizo, además, esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a éste no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús, con sus enseñanzas, echa por tierra el frío legalismo de los fariseos y doctores de la ley. Es lógico que quienes estén compartiendo, con el Mesías, disfruten y no ayunen. Pero eso es imposible de entender, porque solo los que lo reconocen como tal “celebran” esa presencia como un banquete permanente y la novedad que trae su persona.