De la feria. Verde. Santa Eduvigis, r. (ML). Blanco. Santa Margarita María Alacoque, v. (ML). Blanco.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Tú que pretendes ser juez de los demás ?no importa quién seas? no tienes excusa, porque al juzgar a otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que condenas. Sabemos que Dios juzga de acuerdo con la verdad a los que se comportan así. Tú que juzgas a los que hacen esas cosas e incurres en lo mismo, ¿acaso piensas librarte del Juicio de Dios? ¿O desprecias la riqueza de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, sin reconocer que esa bondad te debe llevar a la conversión? Por tu obstinación en no querer arrepentirte, vas acumulando ira para el día de la ira, cuando se manifiesten los justos juicios de Dios, que retribuirá a cada uno según sus obras. Él dará la Vida eterna a los que por su constancia en la práctica del bien buscan la gloria, el honor y la inmortalidad. En cambio, castigará con la ira y la violencia a los rebeldes, a los que no se someten a la verdad y se dejan arrastrar por la injusticia. Es decir, habrá tribulación y angustia para todos los que hacen el mal: para los judíos, en primer lugar, y también para los que no lo son. Y habrá gloria, honor y paz para todos los que obran el bien: para los judíos, en primer lugar, y también para los que no lo son, porque Dios no hace acepción de personas.
Palabra de Dios.
Comentario: Pablo se dirige a los judíos que habitaban en Roma, quienes, mientras esperaban el pronto regreso del Señor, consideraban que sólo por pertenecer al pueblo de Dios entrarían en el Reino. A ellos les advierte que Dios separará a aquellos que hicieron el bien de los que hicieron el mal, sean o no judíos, promoviendo pensar que la salvación está abierta a todos.
R. ¡Acuérdate de tu misericordia, Señor!
Sólo en Dios descansa mi alma, de Él me viene la esperanza. Sólo Él es mi Roca salvadora, Él es mi baluarte: nunca vacilaré. R.
Confíen en Dios constantemente, ustedes, que son su pueblo, desahoguen en Él su corazón, porque Dios es nuestro refugio. R.
El poder pertenece a Dios, y a ti, Señor, la misericordia. Porque Tú retribuyes a cada uno según sus acciones. R.
Aleluia. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a los fariseos: «¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!». Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros». Él le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!»
Palabra del Señor.
Comentario: Jesús sigue recriminando a los fariseos. Bien podría haber empleado el proverbio “no hagan como el cura Gatica que predica pero no practica”. Los fariseos señalaban muy bien lo que había que hacer, pero tenían poco amor a Dios y escasa justicia con los semejantes. Nuestras palabras, ¿dicen lo que somos?