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Agotado
Reflexionar y orar de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor es hoy un oportuno ejercicio espiritual y de piedad, ya que nos acerca a los momentos mas dolorosos de su vida, y nos sensibilizamos acerca de los dolores que vive el mundo por causa del COVID-19.
Durante mucho tiempo, los cristianos hemos acompañado a Jesús en el camino al Calvario, orando, cantando, leyendo su palabra y meditando aquellos pasajes que reviven su condena, hasta ver la gran luz de su «Resurrección».
Hoy vivimos tiempos donde las situaciones de sufrimiento nos golpean debido a la pandemia desatada por el COVID-19 y sus consecuencias. En medio de este contexto, el Vía Crucis posibilita estar en sintonía con aquellos que sufren y que, en la persona de Jesús, ven reflejado sus propios dolores, sufrimientos y alegrías. Si Jesús cargo sobre si, el mal, el sufrimiento, la falta de sensibilidad y la empatía de una sociedad enferma, hasta dar su propia vida, entonces tenemos la «esperanza», que pese a una «pandemia» u otras circunstancias, no habrá nada ni nadie que nos pueda separar del amor de Dios: «¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?…» (Rom 8.35).
Rezar el Vía Crucis alecciona el espíritu y lo prepara para enfrentar «nuestra precariedad» desde la fe y el amor de Dios, que aliviana nuestra carga y hace el yugo llevadero.
El Vía Crucis es un acto de piedad popular que manifiesta nuestro amor a Jesús y que se hace vida cada vez que se escucha del estribillo de adoración: «Te adoramos Cristo y te bendecimos…». Mientras en la iglesia se oiga aquel estribillo y caminen los peregrinos que recen las ultimas estaciones de la vida del Señor, el sacrificio del Jesús en la Cruz seguirá vivo, tendrá sentido y valor de comunión, sobre todo cuando nos hacemos cargo del bien de tantos que están al borde del camino, mas Cd con el relato de la Pasión de nuestro señor para seguirlo en Familia.
Peso | 0.200 kg |
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