Leccionario Santoral: Sab 7, 7-10. 15-16; Sal 118, 9-14; Mt 23, 8-12.
LECTURA Heb 10, 19-25
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, siguiendo el camino nuevo y viviente que Él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne. También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura. Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque Aquél que ha hecho la promesa es fiel. Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras. No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo algunos; al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos acercarse el día. Palabra de Dios.
Comentario: Esta carta-homilía muestra las consecuencias para la vida del cristiano que ve a la comunidad como la Casa de Dios, presidida por “un sacerdote ejemplar”, Jesús. Este ha abierto las puertas del santuario y se ofrece a sí mismo como camino vivo de acceso a Dios. Pero para que eso ocurra les señala que han de acercarse con un corazón sincero y dando testimonio de su esperanza.
SALMO Sal 23, 1-6
R. ¡Felices los que buscan al Señor!
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque Él la fundó sobre los mares, Él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.
Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
ALELUIA Sal 118, 105
Aleluia. Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino. Aleluia.
EVANGELIO Mc 4, 21-25
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús decía a la multitud: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!». Y les decía: «¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene». Palabra del Señor.
Comentario: Jesús instruye a sus discípulos y afirma que la lámpara representa la Buena Noticia, la cual ha de ser proclamada sin miedo, de manera que la humanidad se sienta orientada por ella. Además, nos enseña cómo la luz arde en el deseo de resplandecer y la palabra, en su deseo de tocar el corazón del hombre, no se rendirá hasta la muerte en el intento de provocar una verdadera conversión.