Edison Lecaros es enfermero especialista en Cuidados Críticos del Adulto en el Hospital Regional de Talca y uno de los primeros profesionales de la salud en recibir la vacuna. En medio de su descanso y antes de entrar al turno de noche en la UCI del Hospital Regional de Talca, el egresado de la Universidad Católica del Maule (UCM) se toma unos minutos para contar su experiencia profesional en medio de la crisis sanitaria.
“¡Podría escribir un libro con esto!” dice en broma, aunque al escucharlo realmente parece posible. “Pasamos de un turno de 12 horas a estar 24 horas dentro del Hospital para luego tener tres días libres. La idea de esto era exponernos poco porque si nosotros nos enfermábamos ¿quién iba a atender al agente? Estar 24 horas trabajando significaba mucho cansancio y eso lo veías reflejado al día siguiente porque, saliendo de ese turno no era nadie, estaba totalmente cansado, dormía todo ese día y recién a las ocho de la tarde venía a revivir un poco porque el turno era muy pesado”, señaló.
Aproximadamente cuatro meses estuvo trabajando bajo esa modalidad y, si bien, ahora volvió a los horarios habituales, enfatizó en que “fue difícil y, en la actualidad todavía es difícil. Estamos todos muy cansados y creo que eso lo ha visto la gente en los medios y en las redes sociales”, expresó.
Para Edison, la incertidumbre, el hecho de enfrentarse a una nueva enfermedad y a la gran cantidad de casos, lo obligaron a él y a sus colegas a adaptar la UCI en tiempo récord porque desde la Región Metropolitana fueron solicitadas muchas camas por lo que fue también necesario “contratar personal nuevo y complejizar camas intermedias a UCI”, comentó.
Entre mayo y agosto vivió el periodo más complicado porque “en ese entonces quedó solo una UCI limpia, es decir que no era para pacientes con COVID-19 porque también había infartos, personas que sufrían accidentes automovilísticos o accidentes cerebrovasculares y que estaban en riesgo vital. Con 12 camas dimos abasto para toda la región, yo pasaba 24 horas sin poder sentarme. Llegaba a las ocho de la mañana y me iba a las ocho de la mañana del día siguiente y recién a las seis o siete de la tarde podía almorzar”, dijo.
Agregó que su formación de pregrado fue fundamental para el uso adecuado de los elementos de protección. “Personalmente no me costó mucho y eso también tuvo que ver con mi casa de estudios que fue muy exigente con todos los protocolos y medidas de aislamiento, las profesoras eran muy estrictas en relación a eso y siempre lo voy a agradecer”, recordó.
Lecaros también es egresado de la Especialización en Paciente Crítico de la UCM y aseguró que este postgrado marcó una diferencia en su desempeño. “En esta pandemia se vio la real necesidad de especialistas y cuando se complejizó todo, el personal que llegó era recién egresado, entonces teníamos el estrés de atender una patología poco conocida”, dijo.
Añadió que “espero que con esto el gobierno llegue al punto de darse cuenta de que, no solo hay que reconocer las subespecialidades médicas, sino también las no médicas y eso quedó evidenciado ahora. Necesitamos muchos especialistas en las unidades críticas porque, si se hace un consenso a nivel nacional, son muy pocos y eso sucede porque no hay un reconocimiento a nivel de título y tampoco monetario, pero yo lo hice porque amo mi profesión”, sostuvo.
El 4 de enero cuando llegaron las vacunas desarrolladas por Pfizer y BioNTech al Maule, Edison Lecaros se convirtió en uno de los primeros profesionales sanitarios en ser inoculados y, si bien, para él representa una esperanza, es enfático al decir que “con la vacuna no quiere decir que haya terminado todo, esto va a seguir y el virus va a estar siempre, así como la influenza y el H1N1. Vamos a tener población que va a generar anticuerpos y que, por tanto, van enfrentar de otra manera la enfermedad, pero habrá otros que no, sobre todo los antivacunas que son los que más nos preocupan como personal de la salud”, manifestó.
“Me he sentido muy bien, no he tenido ningún efecto adverso más que el dolor del brazo que es común en las vacunas, el monitoreo va a ser constante y ahora tendremos que esperar el tiempo para nuestra segunda dosis”, puntualizó.
De cara a las vacaciones del verano, llama a la ciudadanía a “tomar siempre las medias de seguridad que corresponden: lavarse las manos, usar mascarilla, distanciamiento social y mientras eso suceda, el riesgo de contagio disminuye bajo el 80 o 90%” y añade: “no podemos negarles que salgan porque somos libres, pero dentro de esa libertad hay una responsabilidad porque si no, es libertinaje. Les pido que piensen en el personal de salud que, de verdad, está muy cansado”, puntualizó.