De la feria. Verde. Santísimo Nombre de María (ML). Blanco.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en Nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios Padre.
Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo enumera una serie de virtudes sociales que distinguen al cristiano, cuando se reviste del “hombre nuevo”: dulzura, paciencia, compasión, etc. El amor de Dios, recibido en la elección, repercute en el modo de relacionarnos con los semejantes y con el mundo circundante. No hay perfección cristiana sin referencia al cuerpo social y a la comunidad.
R. ¡Que todos los vivientes alaben al Señor!
Alaben a Dios en su Santuario, alábenlo en su poderoso firmamento; alábenlo por sus grandes proezas, alábenlo por su inmensa grandeza. R.
Alábenlo con toques de trompeta, alábenlo con el arpa y la cítara; alábenlo con tambores y danzas, alábenlo con laúdes y flautas. R.
Alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos vibrantes. ¡Que todos los seres vivientes alaben al Señor! R.
ALELUIA 1Jn 4, 12
Aleluia. Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquéllos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman. Si hacen el bien a aquéllos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
Palabra del Señor.
Comentario: Sólo hay amor verdadero cuando el centro de la atención es el otro. Jesús nos invita a salir de nosotros mismos y amar incluso a los enemigos, a los pecadores y a los que nos han ofendido. Los judíos ofrecían amor sólo cuando se sentían amados, y los griegos en cambio buscaban en el amor la realización personal. ¿Hemos aprendido a amar en cristiano?