La comunión de los santos, artículo de la fe cristiana, tiene los primeros días de noviembre su celebración doble. El primer día, la gran fiesta eclesial de la solemnidad de Todos los Santos, que pone en comunión a la Iglesia que peregrina en la tierra con la Iglesia celeste. Y la completa al día siguiente la conmemoración de Todos los fíeles difuntos, con el recuerdo piadoso de quienes nos precedieron con el signo de la fe.
Siguen a lo largo del mes figuras tan entrañables como Martín de Forres, o Isabel de la Trinidad. O de tanto calado como el apóstol Andrés, y los santos Carlos Borromeo, León Magno, Millán de la Cogolla, Leandro, Martín de Tours, Gertrudis, Matilde, Alberto Magno, o los beatos Ramón Llull o Duns Escoto. Entre los fundadores, Ángela de la Cruz, María Rafols, Francisco Palau, María de la Pasión, Guido M. Conforti, Juan Claudio Colin…
María está presente con la fiesta de la Presentación, en el calendario universal, y con las advocaciones de Nuestra Señora de la Divina Providencia, y de la Almudena, en Puerto Rico y Madrid, así como la Medalla Milagrosa, tan popular, a partir de las apariciones a Santa Catalina Labouré.
El broche de oro del año litúrgico es la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, que un día glorioso vendrá a juzgar a vivos y muertos, y hace que la vida cristiana sea un continuo Adviento, tiempo litúrgico que suele tener su comienzo a finales de noviembre.
Peso | 0.605 kg |
---|