Prefacio de Difuntos.
Leccionario Dominical: Apoc 21, 1-7; Sal 26, 1-4. 7-9. 13-14; Lc 24, 1-8
LECTURA Apoc 21, 1-7
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo. Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó». Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y agregó: «Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. ¡Ya está! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.
Comentario: El autor describe una nueva realidad o “ciudad”, en la que luego de una purificación o “renovación” lo que realmente cambia es la relación entre el mundo de Dios y el de los hombres. Es como una victoria definitiva contra las fuerzas del mal que se va realizando día a día, hasta la segunda venida del Señor, y que señala el fin de los tiempos.
SALMO Sal 129, 1-8
R. ¡Desde lo más profundo te invoco, Señor!
Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿Quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
ALELUIA Jn 11, 25-26
Aleluia. «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, no morirá jamás», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Lc 24, 1-8
El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”». Y las mujeres recordaron sus palabras.
Comentario: La resurrección de Jesús solo puede entenderse a la luz de su vida y de sus enseñanzas. Para quienes se han quedado con “la tumba abierta y vacía” seguirá siendo un misterio; en cambio, para los que aceptaron la Palabra de Jesús y lo siguieron, haciendo las cosas que él hizo, la “tumba abierta y vacía” es un signo de verdad y de victoria.