Cumplir la voluntad del Padre era el norte de la existencia del Maestro, toda su vida fue una constante entrega, que, en la Cruz, llegará a su culmen. Un amor radical, maduro, confiado, de aquel que se sabe amado por Dios y corresponde a tal amor con todo lo que tiene: su voluntad, mente y corazón.

Este fue el camino de identificación con Cristo que eligieron los santos, entre ellos san Gerardo Mayela, un joven hermano redentorista, que, desde su infancia consagró su vida al Señor y, como hijo, trabajador, ciudadano y más tarde, religioso, trató de cumplir con radicalidad y alegría. A los jóvenes que buscan un norte para su vida, a las mujeres que confían su intercesión para ser madres, a los cristianos que buscan aliento en la prueba, va dirigido este homenaje al santo de la obediencia, fiel discípulo de Cristo Maestro y Redentor.

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