San Bartolomé, apóstol (F). Rojo.
Se llama Natanael, natural de Galilea. Es una vocación del ya discípulo de Jesús, Felipe, quien le anuncia que ha encontrado al Mesías esperado; y ante su incredulidad, se limita a invitarlo a encontrarse con Jesús: “Ven y verás”. He aquí el modelo de la verdadera pastoral vocacional: contar la propia experiencia de Cristo, pero sobre todo invitar a tener y facilitar la viva experiencia personal de Jesús Resucitado, a estar y tratar con él. Otras motivaciones son siempre insuficientes para sostener la perseverancia en quien abraza una vocación de especial consagración. Y lo mismo se diga de la misma vocación cristiana, la de ser auténticos cristianos. Natanael es el sexto discípulo de Jesús. Luego en los evangelios aparece con el nombre de Bartolomé. Este fiel amigo del Maestro, según la tradición predicó el evangelio en la India, en Mesopotamia, Irán y Armenia, donde, por orden del rey Astiagés, fue desollado vivo y luego decapitado en el año 71, en la ciudad de Albanópolis. Sus restos, después de haber sido llevados a Sicilia y a Benevento (Italia), fueron trasladados a Roma en el año 1000, a la iglesia que lleva su nombre.
Lectura del libro del Apocalipsis.
El Ángel dijo a Juan: “Ven que te mostraré la novia del Cordero”. Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.
Palabra de Dios.
Comentario: En nuestra condición de peregrinos, el Apocalipsis nos invita a mirar el futuro encuentro con Dios al final de nuestra historia. En este camino ya nos precedieron los doce Apóstoles, y sobre ellos se construye la Iglesia peregrina (en esta Tierra) y la celestial (la definitiva en la Casa del Padre). ¿Estamos en el buen camino?
R. ¡Que tus santos anuncien la gloria de tu reino, Señor!
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y que tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino: tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. R.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad. R.
Aleluia Jn 1, 49
Aleluia. Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos hallado a Aquél de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret”. Natanael le preguntó: “¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?”. “Ven y verás”, le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: “Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”. “¿De dónde me conoces?”, le preguntó Natanael. Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera”. Natanael le respondió: “Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel”. Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te vi debajo de la higuera’, crees. Verás cosas más grandes todavía”. Y agregó: “Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.
Comentario: Con el llamado de Natanael, a quien se le identifica con el apóstol Bartolomé, san Juan diferencia entre aquellos que se niegan a creer en Jesús de los que lo aceptan sin reservas. ¿Hemos aceptado el llamado de Jesús? ¿Le hemos sido fieles en el seguimiento? ¿O permanecemos aún cerrados a las propuestas que él nos hace?