Leccionario Santoral: 2Tim 3, 14-17; Sal 118, 9-14; Mt 13, 47-52.
LECTURA Jb 9, 1-12. 14-16
Lectura del libro de Job.
Job respondió a sus amigos, diciendo: ¿Cómo un mortal podría tener razón contra Dios? Si alguien quisiera disputar con Él, no podría responderle ni una vez entre mil. Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿quién le hizo frente y se puso a salvo? Él arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor. Él remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas. Él manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas. Él solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar. Él crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur. Él hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar. Él pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo. Si arrebata una presa, ¿quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace? ¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a Él! Aun teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa. Aunque lo llamara y Él me respondiera, no creo que llegue a escucharme. Palabra de Dios.
Comentario: Job manifiesta su impotencia ante el poder de Dios. No sabe qué hacer ni qué decir, ya que diga lo que diga no alcanza el nivel de Dios. Su pena más grande nace, precisamente, de su relación con Dios y se pregunta: ¿Es Dios realmente mi enemigo?
SALMO Sal 87, 10-15
R. ¡Que mi plegaria llegue a tu presencia, Señor!
Yo te invoco, Señor, todo el día, con las manos tendidas hacia ti. ¿Acaso haces prodigios por los muertos, o se alzan los difuntos para darte gracias? R.
¿Se proclama tu amor en el sepulcro, o tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas, o tu justicia en la tierra del olvido? R.
Yo invoco tu ayuda, Señor, desde temprano te llega mi plegaria: ¿Por qué me rechazas, Señor? ¿Por qué me ocultas tu rostro? R.
ALELUIA Flp 3, 8-9
Aleluia. Considero todas las cosas como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a Él. Aleluia.
EVANGELIO Lc 9, 57-62
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!». Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios». Palabra del Señor.
Comentario: Jesús presenta las exigencias de lo que significa seguirlo. Al primero le dice que ser discípulo suyo no conlleva ninguna ganancia humana ni privilegios. Al segundo, lo invita a un abandono total en Dios; tanto, que deje a sus padres, pues estos no se “verán” desamparados. Y el tercero, también se excusa por su familia, pero a Jesús se le debe seguir en libertad y no para “alcanzar” libertad.