Desde hace dos décadas da vueltas en la conciencia de muchos europeos la pregunta por la identidad del hombre. El movimiento feminista ha fortificado la autoconciencia de muchas mujeres. Pero esto ha suscitado la perplejidad e inseguridad en los hombres. A la luz de algunas figuras bíblicas masculinas, Anselm Grün quiere mostrarnos cómo pueden los hombres encontrar su propia identidad, uniendo dos elementos: la lucha y el amor. Quien solamente lucha, corre el peligro de volverse duro e insensible. Quien solamente ama, propende a potenciar sólo su parte afectiva de ternura. Las dos virtualidades pertenecen a la masculinidad. Como luchador, el hombre es capaz de amar. Y su lucha necesita el amor, para que no se convierta en un combate rabiosamente ciego.