Gloria. Prefacio de los Apóstoles.
LECTURA Ef 2, 19-22
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En Él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un Templo santo en el Señor. En Él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo busca salir del enclaustramiento en que se había convertido el judaísmo como un gueto absoluto. Todo ese estado cultural y religioso ha caído con la persona de Jesús. El pueblo de Israel estaba cercado por una red infranqueable que los aislaba de los demás, cayendo en un nacionalismo y fanatismo legalista.
SALMO Sal 116, 1-2
R. ¡Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor, todas las naciones; glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. R.
ALELUIA Jn 20, 29
Aleluia. «Ahora crees, Tomás, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Jn 20, 24-29
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con los otros discípulos cuando se presentó Jesús resucitado. Ellos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré». Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!». Palabra del Señor.
Comentario: Para que aparezca la vida debe ser removida la muerte. La resurrección de Jesús es un acontecimiento estrictamente sobrenatural. Por tanto, no es extraño que algunos discípulos no creyeran en ella. Por eso, la confesión de fe de Tomás interpela al creyente, porque este último solo se aferra a su fe para creer y pasa a ser un testigo ocular de la resurrección del Señor: “Vio, tocó y creyó”.