17º durante el año. Verde Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Un discípulo anónimo pidió, en nombre de todos, al Maestro que les enseñara a rezar, como Juan había enseñado a los suyos. Así los discípulos se acercaron aún más al corazón de Jesús. No fue un pedido retórico o para quedar bien. Veían cómo él rezaba, y como todo cambiaba cuando, después de la oración, el Maestro decidía algo. Notaban que antes y después de cada decisión o acción importante, estaba la oración…
Antes de multiplicar los panes, dio gracias, los bendijo…
Antes de enviarlos en misión, rezó… y orando agradeció al Padre cuando los ve regresar felices.
En el contexto de la oración veían suceder cosas maravillosas, como el bautismo y la transfiguración.
Rezó el salmo 22 en la cruz antes de expirar…
Jesús comenzó a enseñarles una forma de vida de unión orante con el Padre, no una fórmula de oración…
Podemos rezar a Dios solamente si lo sentimos y lo queremos como a un papá, y de esa manera confiamos en él…
Si rezamos desde la realidad y la necesidad cotidiana, como el pan de cada día sin el cual morimos…
Si anteponemos su Reino y su evangelio a todos nuestros intereses…
Si nos olvidamos de nosotros mismos y presentamos a nuestro papá Dios, las necesidades de los hermanos…
Si perdonamos como dioses a los que nos ofenden como hermanos o desconocidos…
Sin olvidarnos de la gran tentación de nuestra última hora, la que nos prepara a nuestro encuentro con nuestro papá Dios.
“Cuando oren, digan: “Padre… (Lc 11, 2).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La eucaristía de hoy nos ofrece una buena oportunidad para reflexionar sobre el Reino de Dios; también para comprometernos en su realización y orar por la Iglesia, que no es el Reino, pero “en la tierra constituye el germen y el inicio de ese Reino” (LG 5).
Lecturas bíblicas
Guía: En la actitud de Abraham ante el Señor, se ponen de manifiesto el gran respeto y la gran confianza que debe animar nuestra oración.
Lectura del libro del Génesis.
El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, qué debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y Tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?” El Señor respondió: “Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos”. Entonces Abraham dijo: “Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?” “No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco”, respondió el Señor. Pero Abraham volvió a insistir: “Quizá no sean más de cuarenta”. Y el Señor respondió: “No lo haré por amor a esos cuarenta”. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta”. Y el Señor respondió: “No lo haré si encuentro allí a esos treinta”. Abraham insistió: “Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte”. “No la destruiré en atención a esos veinte”, declaró el Señor. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez”. “En atención a esos diez, respondió, no la destruiré”.
Palabra de Dios.
R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Si camino entre peligros, me conservas la vida. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
Guía: En el bautismo hemos muerto y resucitado con Cristo: muertos al pecado; resucitados a la vida de Dios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.
Palabra de Dios.
Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios «¡Abbá!», es decir, Padre. Aleluya.
Guía: Jesús nos enseña a llamar Padre a Dios en la oración. La lectura de hoy nos inculca la confianza y la constancia en nuestra oración.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”. Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos». Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Los dones que llevamos hoy al altar quieren significar los bienes del Reino, por el cual estamos dispuestos a sacrificarlo todo.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: San Pablo nos acompaña en nuestra comunión con Cristo que nos amó y se entregó por nosotros (Gál 2, 20). Si amor con amor se paga, no nos queda otro camino que la entrega generosa y total.
DESPEDIDA
Guía: Anunciarnos a todos que el Reino es un don de Dios, pero también tarea nuestra, nunca acabada. El Reino es Jesús que viene a nuestra vida y a la del mundo. ¡Abrámosle las puertas!