Al mediodía del domingo santo, el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, dio inicio a la última celebración de esta Semana Santa: la misa de Domingo de Resurrección. En la capilla de su residencia en la comuna de Ñuñoa, y sin asistencia de fieles, por las disposiciones de cuarentena sanitaria por Covid-19, el arzobispo estuvo solamente acompañado por un coro de dos jóvenes.
En su homilía, el arzobispo expresó que “la Pascua es tiempo de encuentro. Este año bien lo sabemos, tenemos que ofrecer a Dios y a los hermanos nuestro sacrificio de estar en nuestras casas, pero tenemos que encontrarnos espiritualmente”.
En su reflexión agregó que “Jesús sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría. Y así fue, se sentó a la derecha del trono de Dios”. Por esa razón pidió a los fieles: “No dejen de amarse unos a otros como hermanos. Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa, pues sin la santidad nadie podrá ver al Señor. Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios. Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros, de tener más amor y hacer el bien. Démonos ánimo unos a otros”.
“Debemos rezar por los enfermos”, pidió el pastor de la Iglesia en Santiago. “Debemos ofrecer nuestra ayuda a los enfermos, la ayuda que cada uno pueda. La Pascua nos obliga abrir el corazón a los demás, aunque sean pecadores. La sangre de Jesús se derramó por nuestros pecados”. Y agregó: “La Pascua nos invita a revisar nuestras relaciones. Qué terrible estar compartiendo y sacarificarse sin amor ni esperanza. Es hermosa una familia cristiana, una Iglesia doméstica. Es hermosa una comunidad parroquial. Es hermosa nuestra Iglesia chilena”.
Para finalizar, Celestino Aós entregó un saludo: “Es Pascua. Es Pascua de Resurrección y, aunque estemos en estas circunstancias, podemos usar la palabra de felicidad, felicitación. Les deseo una Pascua feliz, que eso significa que Cristo esté con ustedes, que esté con sus familias, que los mantenga unidos a toda la Iglesia, aunque físicamente no podamos estar y sobre todo que nos mantenga unidos a esa Iglesia gloriosa, esa Iglesia que son los que ya partieron y que son la cosecha de Cristo”.