Gloria. Prefacio de la Virgen María.
LECTURA Is 7, 10-14; 8, 10
El Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas”. Pero Ajaz respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”. Isaías dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel, que significa Dios está con nosotros». Palabra de Dios.
Comentario: El designio del profeta Isaías es una señal genuina de la profecía mesiánica, pues tanto el niño como su nombre son un signo de la permanencia de las promesas davídicas: “un rey salvador”. Ante esta realidad, el rey Ajaz confía más en su alianza con el poder asirio que con el propio Dios. De igual forma, Isaías anuncia el próximo nacimiento de un niño que lo reemplazará en su reinado.
SALMO Sal 66, 2-3. 5. 7-8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que todos los pueblos te den gracias! Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto: el Señor, nuestro Dios, nos bendice. Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.
ALELUIA Lc 1, 46-47
Aleluia. «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador». Aleluia.
EVANGELIO Lc 1, 39-48
Evangelio de nuestro Señor Jesu-cristo según san Lucas.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz». Palabra del Señor.
Comentario: Tanto María como Isabel experimentan la alegría de encontrarse y reconocer la presencia de Dios en sus vidas. No obstante, en esta visita familiar, más allá del parentesco, hay algo en común: todos contribuyen a la obra de Dios. Siempre necesitamos confrontar con otros nuestro camino espiritual; nada mejor que ponerse al servicio de los demás.