Una manera de explicar la importancia del cuidado de los océanos es usar un par de ejemplos sencillos pero impactantes: una persona de cada dos vive gracias a ellos. Y de cada dos respiraciones que hacemos una es gracias a los océanos. Cuidémoslos. Su muerte es la muerte de todo lo que está vivo en la tierra, incluyéndonos a nosotros. Como nos dice el Papa, en septiembre recemos para que los políticos, los científicos, los economistas trabajen juntos por la protección de los mares y de los océanos.