Febrero+verano+vacaciones. Si esto fuera una fórmula matemática, daría como resultado: descanso=desconexión=ocio.
El descanso es una necesidad humana. Tal como, diariamente, necesitamos dormir, en algunos días del calendario nos merecemos unas vacaciones.
Hemos estado todo un año haciendo esfuerzos por lograr metas: esperamos la llegada de una guagua, nos hemos preocupado del crecimiento de una criatura, hemos atendido una casa (que es bastante trabajo), finalizado una etapa de estudios, una carrera, hemos cumplido objetivos laborales, nos hemos perfeccionado, hemos logrado tener casa propia, etc. Es hora de mirar hacia atrás y evaluar. Tan mal no lo hemos hecho. Nos merecemos un descanso.
La idea es relajarnos, recuperar energías durmiendo como oso invernando, olvidándonos del reloj despertador y compartir con la familia. Es la oportunidad de colocar el celular en estado de “solo llamadas de emergencia”, para poder dedicarnos, sin restricciones de ningún tipo, a disfrutar de la naturaleza, asistir a eventos culturales, hacer nuevos amigos, leer lo que no pudimos en el curso del año. En fin, el panorama es amplio.
En este mes de febrero, marcado por las vacaciones, en la Iglesia tenemos tres celebraciones destacadas: La Presentación del Señor, junto con la fiesta de la Candelaria o de las candelas, fecha en que la ciudad de Copiapó, Región de Atacama, se viste de gala para celebrar a la Virgen de la Candelaria con mucho fervor popular, aunque también sucede en el sur, en Carelmapu, en la Región de Los Lagos y Quellón, en la isla de Chiloé.
También celebramos a Nuestra Señora de Lourdes, devoción popular tan arraigada en nuestro país, fecha en la que los peregrinos acuden a los santuarios, con su respectiva gruta, dedicados a la Virgen María, en memoria de su aparición a santa Bernardita en Lourdes, Francia.
Y por último, la Cátedra de San Pedro, que rinde homenaje al primado y autoridad del apóstol Pedro, el primer Papa de la Iglesia.
En este tiempo no debemos olvidarnos de Dios. En primer lugar, debemos darle gracias por la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones y contar los medios y la salud para hacerlo. Tampoco debemos olvidarnos de ir a Misa, si es que tenemos la suerte de estar en un lugar al que podamos asistir. Si no hay parroquia o capilla, igual podemos dedicar un momento, en familia, para rezar juntos. Que lo pasen lindo.
En Jesús, María y Pablo,
El Director