Leccionario Santoral: Sab 7, 7-10. 15-16; Sal 118, 9-14; Mt 23, 8-12.
Semana 3ª durante el año – Semana III del Salterio
LECTURA Heb 9, 15. 24-28
Lectura de la carta a los Hebreos. Hermanos: Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida. Cristo no entró en un santuario erigido por manos humanas –simple figura del auténtico Santuario– sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro. Y no entró para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre que no es la suya. Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora Él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio. Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio, así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan. Palabra de Dios.
Comentario: Jesucristo, Sumo Sacerdote, entró para siempre en el santuario del cielo y lo hizo de una sola vez, por medio de su sacrificio, único e irrepetible, ocurrido hace más de dos mil años. Su resurrección ubicó este mismo sacrificio en el hoy de Dios, que no se mide por el tiempo humano. Al contrario, se mide en un ahora permanente y eterno que abarca toda la historia y la creación.
SALMO Sal 97, 1-6
R. ¡Canten al Señor un canto nuevo!
Canten al Señor un canto nuevo, porque Él hizo maravillas; su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey. R.
ALELUIA Cf. 2Tim 1, 10
Aleluia. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Mc 3, 22-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Los escribas que habían venido de Jerusalén decían acerca de Jesús: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los demonios». Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: «¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa. Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre». Jesús dijo esto porque ellos decían: «Está poseído por un espíritu impuro». Palabra del Señor.
Comentario: Ante las acusaciones de los fariseos, Jesús distingue dos clases de pecado: contra “el hijo del hombre” y contra “el Espíritu Santo”. En el segundo coloca el acento, ya que se refiere a aquellas acciones que, siendo en sí pecaminosas, vienen presentadas bajo el disfraz de virtud. La primera condición para ser perdonado es reconocer que se ha pecado, pero si ese pecado se presenta como acierto entonces es imposible el perdón.